viernes, 2 de septiembre de 2016

SPA DE 10: ¿NUTRIENTES SANOS Y BAJOS EN CALORÍAS?



¿PODRÍA SER UNA BUENA ENSALADA?
 
PARA LAS PERSONAS INTERESADAS EN MANTENER LA LÍNEA O LAS QUE BUSCAN BAJAR DE PESO, la ensalada es un aliado incondicional. Y es que las ensaladas de verduras frescas suelen tener pocas calorías. El problema es que, por lo general, nadie pide en un restaurante una ensalada de lechuga, tomate y zanahoria, sino que se suele optar por una ENSALADA CÉSAR con parmesano, crotones y mucha salsa azul, lo que, finalmente, es un plato cargado de calorías. La elección del aderezo también marca la diferencia.

Los aderezos preparados suelen contener muchas grasas, sales y azúcares y no son, por ello, la mejor elección para el día a día. Salvo una situación excepcional -un campamento, en el cual es más práctico el aderezo listo-, LO MEJOR ES UNA VINAGRETA DE ACEITE Y VINAGRE CASERA. Si le da pereza preparar el aderezo todos los días, puede hacer una cantidad mayor y guardarla entre 3 y 4 días en la nevera. Si se añaden pescado, carne o queso a la ensalada, ésta probablemente tenga las calorías de un almuerzo o cena completas.

Las verduras son una parte importante de una alimentación sana, ya que aportan vitaminas, fibras y energía mediante nutrientes que tienen un valor calórico relativamente reducido. Sin embargo, por lo general, se come poca verdura. Idealmente deberían consumirse 400 gramos de verduras al día y 250 gramos de fruta, lo que equivale a unas cinco porciones. Actualmente se consumen, en promedio, unos 125 gramos de verduras al día.

En el caso de LA ENSALADA, suelen ser más importantes la temporada y la madurez que la cantidad. Una ensalada de hoja cultivada rápidamente está compuesta más que nada por agua y tiene menos nutrientes que una ensalada de hoja de temporada. Es decir: en invierno es a veces mejor recurrir a otras verduras en lugar de buscar las que son típicamente de primavera o verano.


Tampoco hay que preocuparse demasiado por las bacterias. Por lo general, el contenido bacteriológico de una ensalada fresca es de un millón por gramo, lo que raramente es un problema en personas sanas. Solo las personas con problemas inmunológicos deberían consultar con su médico si hay algún ingrediente que deben evitar. A la hora de lavar las verduras, es importante usar agua potable y un cuenco limpio. Si va a lavar la ensalada en la bacha de la cocina, es importante higienizarla bien antes.

En el caso de los brotes hay que tener un poco más de cuidado ya que se cultivan en climas húmedos y cálidos, dos condiciones óptimas para la proliferación de bacterias. En general, los que se compran suelen pasar por análisis microbiológicos, por lo que el riesgo es mayor si se trata de cultivos propios. Para estar 100 por 100 seguro, lo mejor es recalentar los brotes antes de consumirlos.

Dado que lavar y cortar la ensalada lleva algo de tiempo, muchas personas prefieren comprar las ensaladas ya listas en el supermercado. Sin embargo, hay que tener en cuenta que este tipo de ensaladas tienen menos nutrientes que las frescas, ya que pasan algunos días entre que se las prepara y se las consume. Además, ello puede contribuir a que se desarrollen ciertas bacterias en el envoltorio, como las listerias. Éstas pueden ser especialmente peligrosas en el caso de las embarazadas, ancianos o personas con problemas inmunológicos, por lo que estos grupos deberían evitar esas ensaladas " de bolsa" . Las personas sanas pueden tranquilamente echar mano de ellas de tanto en tanto.

En todo caso, lo importante es consumir ensaladas con ingredientes de distintos sabores y colores. SI NO TIENE TIEMPO DE PREPARAR UNA ENSALADA, LLÉVESE ALGO FRESCO QUE SEA FÁCIL DE TRANSPORTAR Y COMER, COMO ACEITUNAS, TOMATES CHERRY O FRUTAS.
HUMMUS O CREMA DE GARBANZOS

6 personas · Preparación fácil · 0,7 euro/persona · Tiempo de preparación: 10 m ·

INGREDIENTES:
    1 bote de 400 g. de garbanzos cocidos.
    2 cucharillas de comino molido.
    Una cucharilla a ras de canela en polvo
    Agua o el caldo de cocción de los garbanzos (al gusto, de esto depende de si quieres más o menos densa la crema)
    2 dientes pequeños de ajo.
    Sal y pimienta negra recién molida (al gusto)
    1 cucharadita de pimentón dulce o picante de La Vera
    3 cucharadas de Tahini
    1 ramita de cilantro
    120 ml de aceite de oliva virgen extra
    El zumo de un limón pequeño o una lima
    Unas pocas aceitunas negras (opcional)

Cómo preparar HUMMUS CASERO. Imaginaos una crema fina, muy suave y exótica al paladar, una receta con legumbres que podemos acompañar con un poco de pan crujiente o pita recién horneada...  pues sí, habéis acertado. Hoy os traigo una crema, paté o puré de garbanzos que es todo un clásico de la cocina mediterránea: HUMMUS O CREMA DE GARBANZOS. Os aseguro que esta receta es un plato riquísimo al alcance de todo el mundo, barato, sencillo y donde el garbanzo está... pero no lo parece. En casa es un plato que cocinamos en cualquier momento del año, en verano y en invierno, es atemporal y entra genial en cualquier fecha. Vale como crema, como fondo en una ensalada, en bocata con unos pimientos... es increíble. EL HUMMUS lo preparan a lo largo y ancho de Oriente Medio, Grecia, Turquía y Chipre, aunque no todos son iguales. Recetas podéis encontrar muchas y en casa hemos hecho por lo menos 5 distintas pero si me tengo que quedar con la receta de una amiga, Alba, que le añade un toque de canela y otro de aceitunas negras que le van de vicio (preparación que tira más hacia Grecia que hacia el Líbano).Os la explico a continuación como preparar este DELICIOSO HUMMUS, solamente le he añadido esta vez, un toque de zumo de limón, que le queda genial. La mezcla más popular lleva además TAHINI y deja un ligero sabor a sésamo que esta delicioso, incluyo en la receta cómo prepararlo por si no lo encontráis, es también muy fácil. Os dejo con ella, espero que la hagáis en casa y la disfrutéis.

VER VIDEO
Cómo hacer hummus o crema de garbanzos

PREPARACIÓN DEL HUMMUS
Para esta receta puedes aprovechar unos garbanzos que hayan sobrado de un cocido o utilizar un bote de garbanzos cocidos que venden en cualquier sitio. Yo no me pondría a cocerlos, la receta sale de diez igualmente.

    Escurrimos los garbanzos del líquido en el que se conservan, veréis un poco de espuma, pasadlos por agua hasta que desaparezca. Reservamos en el escurridor.
    Hacemos zumo con la mitad de un limón, lo colamos por si quedan pepitas y reservamos.
    Pelamos el diente de ajo. Yo lo preparo sólo con uno pero aquellos a los que les guste mucho podéis añadir más, como con el gazpacho. Colocamos los garbanzos en el vaso de la batidora con el diente de ajo, EL TAHINI, la canela, el cilantro (o en su defecto perejil), el zumo de medio limón colado, el comino molido, una pizca de pimienta negra recién molida, sal, el aceite de oliva virgen extra Abril Selección y un toque de pimentón de la Vera.
    Batimos con la máxima potencia hasta que nos quede una crema tipo puré pero un poco más denso y reservamos en la nevera. Frío está mucho mejor. Si tenéis robot de cocina tipo Thx podrás controlar la textura mucho mejor pero yo prefiero como queda con la batidora.
    Para presentarlo lo mejor es elegir un plato llano y grande, de esta manera lo compartiremos entre varios. Repartimos la crema de garbanzos y la espolvoreamos con un poco de pimentón y un chorrito de aceite de oliva virgen extra.

Podemos acompañarlo con pan normal, pan de pita con un toque de horno (lo que mejor le va), nachos, chips de patatas fritas o bastoncillos de vegetales crudos como zanahorias o pepino. Os lo dejo a vuestro gusto. Como veis no tiene ciencia ninguna, es fácil y rápido de preparar, muy sano y nutritivo. Un plato que le encanta a los niños y que incluso podéis preparar con ellos.

PREPARACIÓN DEL TAHINE O TAHINA
Si no encontráis donde comprar esta pasta tradicional árabe a base de sésamo es muy fácil prepararlo en casa, así lo tendréis recién hecho y con un poco de aceite de oliva virgen os durará un montón de tiempo, incluso se puede congelar. Las semillas de sésamo las puedes encontrar en cualquier supermercado o mercado. Las medidas para el Tahine son: 2 cucharadas de semillas de sésamo, 4 cucharadas de aceite de oliva virgen extra suave y una pizca de sal.

    Comenzamos tostando o dorando las semillas a fuego muy bajo durante unos 10 minutos. Puedes hacerlo tanto en una sartén como en el horno, lo que más cómodo te resulte. Una vez que estén levemente doradas (sin que se exploten), las colocamos en un molinillo de café, le damos dos toques y pasamos a un mortero. Si no tienes molinillo lo haces directamente en el mortero.
    Añadimos un chorrito de aove  y un poquito de agua y mezclamos con el mortero hasta conseguir una emulsión. La consistencia debe ser cremosa y hasta algo espesa, debe quedar una pasta entre blanca y dorada, su sabor es pronunciado y se asemeja al de los frutos secos. Añadimos sal al gusto.

Y recordad que el Tahine o pasta de sésamo no sólo sirve para hacer hummus sino que también acompaña a muchas otras comidas. Incluso es un ingrediente fundamental en la gastronomía del este de Europa donde se emplea en muchos aperitivos (extienden el tahine sobre el  pan tostado como si fuese mantequilla).Os animo a que visitéis más recetas de tapas, aperitivos y pinchos perfectos para una velada inolvidable con los vuestros. Perfectas para una cena ligera, una fiesta o porque sí, una manera deliciosa de compartir la comida con los amigos y la gente a la que queréis. Podéis ver todas las fotos del paso a paso de la receta de hummus en este álbum, no os perdáis detalle y os saldrá perfecto.

Les dejo con una receta similar de esta receta que me han enviado por mail (muchas gracias Maitane):

Metes en el vaso de la batidora un bote pequeño de garbanzos ya cocidos, medio bote de los pequeños de nata para cocinar, un yogurt griego sin azúcar, el jugo de un limón, un diente de ajo, un pellizquito de comino molido (como media cucharadita), sal y un chorrito de aceite. Batir, ¡y listo! Para presentarlo, le pongo un chorrito de aceite por encima y pimentón dulce (si es de la vera, mejor que mejor). Luego para tomar yo lo suelo poner con las tortitas de maíz que venden para hacer fajitas mejicanas, que es lo más parecido al pan ácimo. Te queda un piscolabis muy rico.

Hace poco me mando un mail el amigo Pedro Quintana. En el me comentaba que en casa solían rizar el rizo para hacer el mejor hummus, gracias a un consejo que encontró en un web de EEUU, "Cook's Illustrated", que por supuesto seguiré en mi próxima receta de hummus en casa. Gracias Pedro:

"Para un hummus más cremoso, quitad la piel a los garbanzos. ¿Cómo? Con nuestro simple método, quitar la piel a los garbanzos es mucho menos arduo de lo que podrías imaginar. Si quitamos la áspera piel a los garbanzos se conseguía un producto final mucho más cremoso.  Cuando vimos una receta de hummus en el libro de cocina "Jerusalén" de Yotam Ottolenghi and Sami Tamimi que usaban bicarbonato para hacer más fácil el proceso, decidimos probarlo. Ottolenghi y Tamimi revuelven bicarbonato con los garbanzos secos, después de haberlos tenido en remojo toda la noche y escurrido. Luego calientan la mezcla en una caldera durante unos minutos, antes de añadir el agua y cocer los garbanzos como de costumbre. El entorno alcalino creado por el bicarbonato ayuda a romper la pectina de los garbanzos, ablandando las pieles de modo que éstas se desintegran durante la cocción y son fácilmente quitadas al enjuagarlos. Nosotros nos preguntamos si un procedimiento similar podría funcionar también con los garbanzos de bote y, como era de esperar, lo hizo, con sólo unas pocas modificaciones. En nuestro método revolvemos los garbanzos enjuagados y secos con bicarbonato (una cucharilla y media por bote) y luego los metemos en el microondas o en una sartén a fuego medio de dos a tres minutos hasta que los garbanzos están calientes. Después los lavamos en un bol con tres o cuatro cambios de agua fría, agitándolos todo el tiempo vigorosamente entre nuestras manos para desprender las pieles, las cuales acabarán flotando en el agua. ¿Hummus fácil y cremoso? Sí, por favor."

#NUTRITIP INGREDIENTES PERFECTOS PARA TU ENSALADA


 El secreto está en ser cuidadoso y saber que ingredientes añadir y ¿porque?

EL BOOM DE LA COMIDA SALUDABLE ¿MODA O TENDENCIA?

HIDRATOS DE CARBONO
Existen muchas formas de integrar hidratos de carbono en tu ensalada, las verduras son la primera opción. Intenta agregando algo diferente como granos de elote, guisantes, remolacha o algún tipo de germinado.

Las legumbres son también otro recurso para aumentar los hidratos de carbono: Lentejas o garbanzos pueden mezclarse sin problemas en nuestras ensaladas dándole un toque diferente de sabor. Al principio puede resultar un poco raro ver una ensalada con lentejas, pero te aseguramos que vale la pena probarlo.

Pastas e ingredientes como arroz son una alternativa más para elevar el porcentaje de carbohidratos en nuestra ensalada. 

PROTEÍNAS
Las proteínas acoplan perfectamente a la hora de armar una ensalada extraordinaria: Atún, salmón, pollo, tofu o incluso nueces son los alimentos ricos en proteínas que podemos añadir a la ensalada. Lo ideal es  alternar  por días para no aburrirnos siempre del mismo sabor.

VITAMINAS Y ANTIOXIDANTES
Una carente de colores, seguramente también tendrá escasez de vitaminas, en cambio una ensalada multicolor nos asegura contar con varios tipos de vitaminas y antioxidantes.

No solo ensalada puede ser base de nuestras ensaladas, también existen otras opciones como la rúcula, col o acelgas.

Las frutas son la opción vitamínica: Naranja, manzana, plátano son alternativas. Recuerda que para elevar los antioxidantes las frutas rojas EL TOQUE SALUDABLE ROJO son la mejor opción: fresas, frambuesas, cerezas, arándanos…

ADEREZO
El aderezo es fundamental para dar sabor a la ensalada, casi todo tipo de salsas son muy calóricas, pero a esta opción siempre hay alternativas.

Hacer nuestras propias salsas y aderezos con yogur, zumo de limón o de naranja da un toque distinto a la ensalada y le añade valor nutritivo.

Otra opción muy saludable es utilizar una mezcla de aceite de oliva con hierba aromáticas o miel. Aquí ya es cuestión de imaginación y destreza culinaria. El secreto está en saber qué ingredientes añadir. Normalmente una ensalada es lechuga, tomate y poco más y si añadimos la salsa inadecuada se puede convertir en una bomba de calorías.

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