miércoles, 12 de agosto de 2015

SPA DE 10: EL ESTRÉS PROVOCA SOBREPESO Y TAMBIÉN ENGORDA



FOTOGRAMA DE LA COMEDIA «GORDOS»

Una investigación realizada sobre 14,000 adultos de Estados Unidos y Reino Unido señala que LAS PERSONAS CON SOBREPESO TIENDEN A COMER MÁS, por el estrés que les puede generar su situación.

Las personas con sobrepeso u obesidad son más propensas a seguir ganando volumen, que aquellas que no son conscientes de que podrían tener un problema con su dieta. Esta es la conclusión a la que llega una investigación publicada en «The International Journal of Obesity» realizada sobre 14.000 adultos de los Estados Unidos y Reino Unido, a partir de datos recogidos por instituciones como como la UK National Development Study inglesa o Midlife estadounidense.

En la investigación han participado aparte del profesor Eric Robinson del instituto universitario de Psicología, Salud y Sociedad de la Universidad de Liverpool, los también docentes Michael Daly de la Universidad de Stirling y Jeffrey Hunger (Universidad de California).

Los investigadores han analizado datos provenientes de jóvenes que acababan de alcanzar la edad adulta para descubrir su opinión sobre su propio peso- si era el correcto o no- y su subsiguiente ganancia de volumen. Concretamente, en Reino Unido, se examinó a participantes de 23 a 45 años, mientras que los otros dos estudios realizaron seguimientos periódicos más breves, de siete a diez años.

Lo que dedujeron de todo su trabajo es que las personas, que se habían identificado como con «sobrepeso» tendían a comer en exceso, como respuesta al estrés y, por lo tanto, tendían a ganar peso.

CÓMO ALENTAR HÁBITOS MÁS SALUDABLES

Robinson ha añadido que «CAER EN LA CUENTA DE QUE TIENES OBESIDAD puede ser algo estresante en sí mismo, y que adoptar decisiones más saludables para su vida sea más difícil. Lo que hace complicado el trabajo de las autoridades sanitarias». En este sentido, Robinson ha añadido que «lo que debería suceder es que al hacer consciente a la persona de que ellos tienen un problema con el peso, les llevaría a adoptar un estilo de vida más saludable y perder algo de peso».

Sin embargo, para este experto la clave está en la forma en que retratamos el sobrepeso y la obesidad dentro de la sociedad que, a su juicio, «es algo sobre lo que debemos reflexionar ya que hay muchos más medios de alentar a las personas a introducir cambios saludables en su vida que no sólo retratar el exceso de peso como algo terrible».

NEOFOBIA ALIMENTARIA O EL MIEDO QUE HACE QUE TÚ DIETA SEA MUCHO PEOR

EL COMPORTAMIENTO DE RECHAZAR NUEVOS ALIMENTOS es una etapa típica en el desarrollo infantil, sobre todo en niños y niñas de 2-3 años, que remite en torno a los cinco años. Los niños y niñas que experimentan NEOFOBIA ALIMENTARIA presentan también signos de angustia y ansiedad, y el comportamiento incluso puede llegar a ser habitual en la edad adulta.

La presión para comer de todo puede tener efectos negativos inesperados

La investigadora de la Facultad de Psicología de la UPV/EHU Edurne Maiz ha realizado en su tesis doctoral, un estudio con 831 escolares de edades comprendidas entre 8 y 16 años. En la investigación, ha utilizado cuestionarios de NEOFOBIA INFANTIL —adaptados para la tesis—, en los que se preguntaba a los participantes sobre SU DISPOSICIÓN A COMER NUEVOS ALIMENTOS. Por otra parte, se tomaron diferentes datos sobre la composición corporal de los participantes, así como sobre su estilo de vida (por ejemplo, alimentación y ejercicio físico), los estilos parentales de alimentación y diferentes variables psicológicas (autoestima y ansiedad). De todo ello, explica la investigadora, "hemos encontrado diferencias estadísticamente significativas en muchas variables".

LA IMPORTANCIA DEL ESTILO PARENTAL

EL COMPORTAMIENTO NEOFÓBICO puede tener consecuencias dietéticas negativas en cuanto que reduce la variedad de los alimentos ingeridos. LOS PARTICIPANTES NEOFÓBICOS presentan un menor índice de calidad de la dieta mediterránea, y eso es debido, fundamentalmente, a un MENOR CONSUMO DE FRUTAS Y VERDURAS y un aumento de alimentos considerados de consumo ocasional.

En general, los padres y las madres tienden a CONTROLAR QUÉ, CUÁNTO Y CUÁNDO COMEN SUS HIJOS E HIJAS. Frecuentemente, los progenitores presionan a sus hijos e hijas para que coman nuevos alimentos, y esa presión ejercida —que es debida a la frustración que les supone a los progenitores el rechazo del alimento— puede afectar negativamente al estado emocional del niño o de la niña, y está asociada, además, a mayores niveles de neofobia. En la investigación, LOS NIÑOS y NIÑAS NEOFÓBICOS han informado de que sus progenitores utilizan el estilo parental de alimentación, denominado de estimulación, y un control menor que los progenitores de los niños y niñas neofílicos (niños y niñas que comen de todo y les gusta probar nuevos alimentos). "Hemos deducido —explica Edurne Maiz— que los padres y las madres, en un principio, controlan y estimulan mucho, pero que llega un momento en el que se resignan, debido a que el sufrimiento parental también está presente en todo esto".

Respecto a la ansiedad, los datos dan a entender que, tanto en la infancia como en la adolescencia, LOS PARTICIPANTES NEOFÓBICOS SON MÁS ANSIOSOS QUE LOS NEOFÍLICOS. Asimismo, respecto a la autoestima, los neofóbicos han presentado, en la infancia, menores puntuaciones que los neofílicos en las cinco dimensiones estudiadas del autoconcepto (familiar, social, físico, emocional y académico); y, en la adolescencia, han presentado menores puntuaciones en el autoconcepto familiar y físico.

En cualquier caso, no han encontrado ninguna diferencia notable en lo que respecta a la composición corporal de unos u otros. "Eso puede ser debido a que existen suplementos nutricionales, que en un momento dado pueden tomarse como complemento alimentario", ha concluido la investigadora.

La investigadora quiere "lanzar un mensaje de paciencia a los padres y madres, para que los casos de NEOFOBIA ALIMENTARIA INFANTIL no se desarrollen y no vayan a más", ya que "se ha visto que hay una cantidad importante de adultos y de niños que TIENEN UNA PROBLEMÁTICA GRAVE POR ESTA RAZÓN", explica. Según la investigadora, para evitar este problema, es importante tener un fuerte vínculo parental con el niño o la niña, y, recomienda, además, "TENER UN AMBIENTE DISTENDIDO Y AGRADABLE A LA HORA DE LAS COMIDAS, que los niños participen en la elaboración de la comida, así como en la compra, utilizar refuerzos positivos, y, por último, ser un buen modelo".

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