jueves, 2 de abril de 2015

SPA DE 10: ¿PSICÓLOGO DE LA COMIDA?



PSICÓLOGO DE LA COMIDA TE ENSEÑA A ADELGAZAR SIN HACER DIETA
Brian Wansink dirige el Food and Brand Lab de la Universidad de Cornell, el más prestigioso centro de investigación sobre la PSICOLOGÍA DE LA ALIMENTACIÓN. Y tiene un plan para que comamos mejor.

TODOS HEMOS OÍDO EN ALGUNA OCASIÓN que para adelgazar conviene comer en platos más pequeños, mantener visibles los alimentos saludables y esconder los que no lo son tanto o evitar pasar por los pasillos de dulces y comidas procesadas de los supermercados.

Se trata de PEQUEÑOS TRUCOS PSICOLÓGICOS que pueden ayudarnos a comer mejor y que muchas personas han integrado ya en su día a día. Lo que no mucha gente sabe es que todos ellos son fruto de las investigaciones de BRIAN WANSINK, EL MÁS REPUTADO PSICÓLOGO DE LA ALIMENTACIÓN DEL MUNDO.

“Somos tan pobres que nos preocupamos por: tener, tener que SER

La carrera de Wansink es brillante. En 1990, con 30 años, se doctoró en el estudio del comportamiento de los consumidores por la Universidad de Stanford; en 1997 abrió su famoso Food and Brand Lab en la Universidad de Illinois y en 2005 lo trasladó a la Universidad de Cornell. Desde entonces, en sólo diez años, ha publicado 123 estudios, y su grupo de investigación no ha dejado de crecer: hoy en día está formado por más de 20 personas, entre profesores, doctores, estudiantes e investigadores visitantes que no paran de rotar.

Más que un centro de investigación, el laboratorio de Wansink parece un plató, con todo lo necesario para recrear el ambiente de un restaurante, un comedor escolar o la cocina de una casa. Su misión es clara: ESTUDIAR CÓMO COMEMOS PARA ENSEÑARNOS A HACERLO MEJOR.

UN PENSADOR MUY INFLUYENTE (Y POLÉMICO)

Wansink es uno de los investigadores sobre hábitos alimenticios más influyentes de Estados Unidos (y, por ende, del mundo). En 2007 abandonó temporalmente su trabajo en Cornell para dirigir el Center for Nutrition Policy and Promotion, el organismo del gobierno estadounidense encargado de elaborar las recomendaciones nutricionales. Dos años después abandonó el cargo con motivo de la victoria de Obama. Él había votado a McCain.

Aunque el objetivo último de Wansink es hacer que los estadounidenses coman mejor, sus opiniones sobre cómo lograrlo no tienen nada que ver con las de muchos de sus colegas. Y claro está, como buen republicano, no cree que el Estado pueda ni deba intervenir para que sus ciudadanos no se atiborren a refrescos y hamburguesas.

El psicólogo cree que comprar comida ecológica es tirar el dinero, jamás ha estado a dieta y lleva a sus hijos a comer al McDonald's.

Como explicó a Kiera Butler en Mother Jones “no hay ninguna manera de que el Gobierno sea lo SUFICIENTEMENTE CREATIVO, saludable e inteligente como para cambiar los hábitos de la gente en lo que respecta a la comida, porque es algo que ocurre durante toda su vida, cuando trabajan y cuando juegan. Ninguna institución puede hacer eso”.

El psicólogo cree que comprar comida ecológica es tirar el dinero, se bebe siete refrescos light al día, jamás ha estado a dieta y lleva a sus hijos a comer al McDonald´s al salir de misa los domingos. Y claro está, se opone a cualquier tipo de regulación (y mucho menos un impuesto) que limite la libertad de elección de los consumidores.

Pero aún hay más. En su opinión, ni siquiera las recomendaciones de los nutricionistas pueden hacer gran cosa para cambiar la forma en que come la gente. Por mucho que las investigaciones digan que es mejor no comer grasas trans, carbohidratos refinados y azúcar la gente seguirá haciéndolo, aun a sabiendas de que es malo. ¿Cómo conseguir entonces que la gente tenga una alimentación más saludable? La clave, asegura, es enseñarles a comer de otra forma. No importa tanto qué es lo que comemos, SINO CÓMO Y EN QUÉ CANTIDAD LO COMEMOS.

APRENDE A ESCOGER LA OPCIÓN CORRECTA

En 2006, Wansink publicó su obra cumbre (y superventas) Mindless Eating: Why We Eat More Than We Think (Bantam). El libro, que no se ha llegado a publicar en España, sintetiza el fruto de sus investigaciones, que podrían resumirse en una frase: si de verdad queremos comer bien, DEBEMOS ENTRENAR A NUESTROS CEREBROS PARA ESCOGER LAS OPCIONES ADECUADAS.

En su opinión, la mayoría de nosotros sabemos ya lo que es bueno y lo que es malo, pero fallamos porque no contamos con las estrategias psicológicas adecuadas para no caer en la tentación.

Wansink cree que se debe trabajar codo con codo con la industria alimentaria.

En ocasiones, basta sólo un pequeño cambio para desterrar un hábito pernicioso. Un día llamó un hombre al laboratorio pidiendo ayuda, pues era un adicto al Slurpees –una especie de granizado que se vende en las tiendas 7 Eleven´s, más conocido por el nombre ficticio que le dieron los Simpsons: Fresisuis–. Wansink sabía que no iba a servir de nada decirle que dejara de visitar el 7 Eleven´s (que, en principio, sería lo más fácil). “Así que le dijimos que lo único que tenía que hacer es beberlo siempre en el parking”, explica el psicólogo a Mother Jones. “Tenía que sentarse ahí y beber esa estupidez mientras se congelaba su cerebro”. Enseguida dejó de tomarlo.

Así son la mayoría de sus consejos. En su opinión, bastan pequeños cambios en el modo en que colocamos, distribuimos y servimos la comida para que nuestra alimentación cambie por completo. Y para lograr que esto funcione a gran escala, Wansink cree que se debe trabajar codo con codo con la industria alimentaria.

LA INDUSTRIA CAMBIARÁ SÓLO SI GANA MÁS DINERO

En opinión del psicólogo, la única manera de convencer a la industria para que ofrezca productos más saludables pasa por demostrarles que ESTOS PUEDEN SER A SU VEZ RENTABLES. Y es algo que ha demostrado en repetidas ocasiones.

En 1995, cuando todavía trabajaba como profesor asistente de marketing en la Wharton Business School, Wansink dirigió un experimento en un cine que acabó revolucionando la forma en que se venden los aperitivos. Su intención era observar si el público comía menos snacks si estos se presentaban en paquetes transparentes. El psicólogo y sus ayudantes colocaron crackers y M&M´s en grandes bolsas del estilo a las que se usan para congelar o guardar productos en la nevera pero, por error, compraron también algunas bolsas más pequeñas. Como no había de las grandes para todos, algunos espectadores se llevaron cuatro pequeñas para sustituir estas.

Mc Donald´s contrató a Wansink para que su laboratorio ayudara a la empresa a introducir cambios en el Happy Meal para que ESTE FUERA MÁS SALUDABLE

La mayoría de la gente que recibió la bolsa grande se lo comió todo. Sin embargo, los que recibieron las bolsas pequeñas sólo se acabaron una o dos. Tras realizar el experimento, los investigadores preguntaron a los participantes si pagarían más dinero por aperitivos que se PRESENTARAN EN BOLSAS PEQUEÑAS. La mayoría dijo que estarían dispuestos a pagar incluso un 20% más.

Wansink presentó su estudio a los ejecutivos de la industria, que se mostraron muy escépticos, pero el psicólogo logró convencer a Kraft para que fabricara envases de sólo 100 calorías, cuyo precio en kilos era bastante mayor que el de las bolsas grandes. Fue un rotundo éxito. A partir de entonces todos los fabricantes de snacks empezaron a ofrecer sus productos en bolsas pequeñas. Y por eso hoy todos los aperitivos que puedes comprar en las tiendas de alimentación de barrio se venden en pequeños envases de 25 céntimos.

Wansink ha sido muy criticado por trabajar junto a las cadenas de comida rápida. (REUTERS/Eric Thayer)Wansink ha sido muy criticado por trabajar junto a las cadenas de comida rápida. (REUTERS/Eric Thayer).


LO QUE IMPORTA ES EL JUGUETE

En 2008, el psicólogo realizó un estudio independiente sobre el menú infantil de Mc Donald´s (el archiconocido Happy Meal). Wansink y sus ayudantes se pasaron tres meses observando la forma en que comían los niños en la hamburguersería. Su conclusión fue clara: no importaba en absoluto la comida que Mc Donald's ofreciera en el Happy Meal, de lo único de lo que se preocupaban los niños era del juguete. Muchos, de hecho, dejaban de comer en cuanto lo desenvolvían.

Muchos nutricionistas critican abiertamente a Wansink porque consideran sus soluciones al problema de la obesidad demasiado superficiales.

Tres años después, Mc Donald´s contrató a Wansink para que su laboratorio ayudara a la empresa a introducir cambios en el Happy Meal para que este fuera más saludable. El psicólogo les propuso retirar la salsa de caramelo que acompañaba a la manzana y promover la leche en vez de los refrescos. La cadena aceptó. Algo que, según Wansink, beneficia a todo el mundo. “Lo que hace al Happy Meal feliz y divertido no es la comida, es la atmósfera y los juguetes. Mc Donald's ganó con el cambio porque los padres se sienten menos culpables por traer a sus hijos”, asegura Wansink.

Muchos nutricionistas critican abiertamente a Wansink no solo por colaboracionista, sino también porque consideran sus soluciones al problema de la obesidad demasiado superficiales. Al psicólogo le falta poco para tacharles de hippies. En su opinión, más nos vale ser realistas: sólo colaborando directamente con la industria alimentaria y la hostelería se pueden obtener resultados.

Se trata de una manera completamente distinta de abordar el problema de la obesidad. En su último libro, la periodista británica Joanna Blythman critica con vehemencia a las bolsas de ensalada, pues las lechugas se “lavan” en agua del grifo con cloro, a menudo con ácidos de frutas, en polvo o líquidos, que inhiben la aparición de bacterias. Wansink tiene otra opinión sobre este tipo de ensaladas: “Hay gente que está muy en contra de la lechuga en bolsa. Los cocineros puristas dicen ‘eres un vago. Deberías hacer esto tú’. Es lo que dice mi mujer. Pero cuando ella no está, suelo comprarlas. Hace que tome ensañada mucho más a menudo, porque elimina tres pasos del proceso”.

EN POCOS SEGUNDOS PUEDES TOMAR LAS RIENDAS DE TU VIDA Y SER FELIZ
***LA SENCILLA REGLA DE LOS 4 SEGUNDOS QUE HARÁ TU VIDA MUCHO MEJOR

Muchas veces, los esfuerzos que hacemos para conseguir que se cumplan nuestros objetivos se construyen sobre hábitos que no funcionan: te estás saboteando a ti mismo, pero tiene solución

“NO HAY NADA MÁS DESTRUCTIVO QUE UN ACTO REFLEJO” explica Victoria Lambert en el Daily Mail, pero gracias a la regla de los cuatro segundos podemos controlar esas decisiones irracionales e impulsivas que, en muchas ocasiones, desembocan en problemas laborales o personales.

El ritmo frenético de nuestras vidas y los malabarismos que hacemos para conciliar relaciones amistosas y familiares con el trabajo, hace que nos convenzamos de que es imposible tomarnos un tiempo para poner en orden nuestros pensamientos y actuar correctamente. Pero…;

¿Y si ese tiempo tan sólo fuesen cuatro segundos?

Esa pausa es todo el tiempo que se necesita para controlar sus impulsos y tomar la decisión más inteligente y racional

Así lo plantea el coach Peter Bregman en 4 Seconds (HarperOne) donde plantea un sencillo truco para eliminar de una vez por toda esa mala costumbre de ACTUAR A LO LOCO SIN MEDITAR MÍNIMAMENTE: hacer una respiración profunda durante unos segundos antes de tomar cualquier decisión. 

Bregman ofrece una sencilla y brevísima regla con la que “podrás recuperar el control de tu vida, tomar MEJORES DECISIONES E INCLUSO MEJORAR TUS RELACIONES FAMILIARES Y LABORES”, ahí es nada. La cuestión es: ¿es posible aprender a amar la vida y conseguir ser más feliz en sólo cuatro segundos?

Te crees capaz de ser multitarea, pero al final no consigues centrarte en nada. Te crees capaz de ser multitarea, pero al final no consigues centrarte en nada.

LO ESTÁS HACIENDO MAL, PERO HAY SOLUCIÓN

En muchos casos, los esfuerzos que hacemos para conseguir que se cumplan nuestros objetivos se construyen sobre hábitos que no funcionan “aunque ni siquiera nos damos cuenta de que nos estamos saboteando a nosotros mismos”, comenta el autor. Por ejemplo, cuando tienes un montón de tareas en el trabajo y en lugar de ir resolviéndolas te puede el estrés y acabas acumulando más y gastando el doble de tiempo, o cuando estás aconsejando a un amigo que tiene un problema y, sin saber cómo, terminas por hacer que se sienta peor y su problema se haya agrandado.

“Todas estas situaciones podrían evitarse con sólo una pausa para considerar las consecuencias de nuestras acciones y tomar la mejor elección” explica Lambert. La regla de los cuatro segundos se basa en centrarse en lo concreto y no tratar de abarcarlo todo.  

¿CÓMO LIDIAR CON DISTRACCIONES?

Controlar que pensamientos que no vienen a cuento se crucen en nuestra mente sin más es más sencillo de lo que parece. Bregman estima que aproximadamente cada cuatro segundos surge una nueva idea en nuestra cabeza. Ser conscientes de la propia capacidad que tiene nuestro cerebro para distraerse a sí mismo ES FUNDAMENTAL PARA ENCONTRAR EL ORDEN Y EVITAR ESTAR A MIL COSAS A LA VEZ.

El secreto para tomar buenas decisiones que SIMPLIFIQUEN TU VIDA ES RESPIRAR PROFUNDAMENTE DURANTE CUATRO SEGUNDOS ANTES DE ACTUAR.

Por ejemplo, si de pronto nos encontramos en medio de un intercambio de emails incendiarios, usar la regla de los cuatro segundos antes de responder será la mejor manera de controlar la ira y no perder más el tiempo. “Para mejorar la productividad, comprueba tu correo sólo un par de veces al día y resiste la tentación de revisarlo fuera del horario laboral” aconseja Bregman.

Con la regla de los cuatro segundos “es posible identificar los impulsos que quieren tomar un camino destructivo en lugar de ignorarlos” insiste el autor. El tiempo suficiente para analizar lo que se podría responder en cada situación y escoger la opción que verdaderamente compensa.


¿EN QUÉ CONSISTE LA REGLA DE LOS CUATRO SEGUNDOS?

“EL SECRETO PARA TOMAR BUENAS DECISIONES QUE SIMPLIFIQUEN TU VIDA ES RESPIRAR PROFUNDAMENTE DURANTE CUATRO SEGUNDOS ANTES DE ACTUAR”, defiende el reconocido coach: “Puede sonar muy simple, pero se ha demostrado que esa pausa es todo el tiempo que SE NECESITA PARA CONTROLAR LOS IMPULSOS Y TOMAR LA DECISIÓN MÁS INTELIGENTE Y RACIONAL”.

Esta pausa es el tiempo suficiente para darnos cuenta de si continuar adelante con algo se va a traducir en un problema o de si queremos o no hacerlo. Evitar los conflictos en pareja, los enfrentamientos laborales o los consejos fuera de lugar a amigos es tan sencillo como respirar profundamente.

Es importante preguntarse cada mañana qué se espera conseguir durante el día. Es importante preguntarse cada mañana qué se espera conseguir durante el día.

EL ESTILO DE VIDA DE LOS CUATRO SEGUNDOS

No hace falta contar hasta cien como se suele recomendar, este breve descanso nos da la oportunidad de cuestionar nuestras acciones y tomar la decisión correcta. Y lo mejor de todo: probarla apenas nos llevará tiempo.

“Muchos de nosotros empezamos el día con grandes intenciones, pero de pronto empezamos a recibir llamadas y correos electrónicos, y, al poco, no podemos recordar en qué queríamos centrarnos en primer lugar”, explica Bregman.

Esta falta de control y orden sobre nuestras decisiones y actos se va acumulando cada día y al final de la semana nos hemos olvidado de lo que esperábamos conseguir. Por no hablar de cuántos objetivos se quedan en el camino cuando acaba el año… Y terminamos por frustrarnos.

Aprendemos a hacer elecciones estratégicas organizando y visualizando las actividades más importantes del día.

Si comenzamos el día tomándonos unos segundos para preguntarnos qué esperamos sacar del día –sin hacernos propuestas excesivamente trabajosas– y nos centramos en que cada una de las decisiones que tomemos a lo largo de la jornada nos ayuden a cumplir con esos objetivos, “estaremos ejercitando nuestra capacidad de responder de manera estratégica y productiva al mundo que nos rodea” insiste el autor.

PLAN ANUAL EN CUATRO SEGUNDOS

Bregman propone identificar cinco cosas que nos gustaría hacer a lo largo de un año. Desde cambiar de trabajo, encontrar el amor o algo tan fácil como ahorrar 5 euros a la semana, lo que queramos. Estas prioridades deben ocupar el 95% del tiempo de tal forma que todo lo que no encaje en alguno de estos cinco objetivos debe quedar fuera.

Debemos crear una lista de tareas pendientes que se compone de seis cajas –una por cada uno de estos objetivos anuales y una sexta que será ese 5% de tiempo restante que utilizaremos para actividades que estén al margen de las áreas prioritarias– y pegarla en la pared al lado de un calendario.

“Cada mañana hay que echar un vistazo a la lista de seis cajas e ir seleccionando las tareas que se pueda llevar a cabo a lo largo del día para lograrlos poco a poco. “De esta manera, aprendemos a hacer elecciones estratégicas organizando y visualizando las actividades más importantes de la jornada”, explica el coach.

El padre de la regla de los cuatro segundos recomienda además que hagamos partícipe de nuestro plan anual –y que vean claramente la lista, las seis cajas y el calendario– a algún compañero de trabajo, amigo o familiar: “DECIRLO EN VOZ ALTA Y TENER A OTRA PERSONA ESCUCHÁNDONOS, GENERA UN NIVEL MÁS PROFUNDO DE COMPROMISO Y RESPONSABILIDAD CON UNO MISMO”.

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