¿CON LA DEPRESIÓN O
ANSIEDAD?
"Con estos alimentos alejarás la depresión",
"Conoce la dieta del buen humor", "Evita estas comidas que
aumentan la ansiedad". Si alguna vez leíste estos enunciados te preguntarás qué tan
cierta es la conexión entre los alimentos y algunos trastornos mentales. Aquí
revisamos diferentes estudios para comprender este vínculo.
En primer lugar, debemos saber que LAS EMOCIONES SON REACCIONES
SICOFISIOLÓGICAS que determinan los sentimientos y nuestro
comportamiento frente a diferentes situaciones. Estas surgen por la
liberación de ciertos neurotransmisores u hormonas. Por eso, la
influencia de algunos compuestos químicos, incluidos los que se encuentran en
los alimentos, pueden tener un rol en nuestra función mental.
Últimamente, muchas investigaciones comenzaron a
analizar los efectos de diferentes tipos de dietas sobre la depresión o la
ansiedad. En rasgos generales, la evidencia señala que una alimentación
rica en frutas, vegetales, semillas y granos integrales PODRÍA MEJORAR
NUESTRO ESTADO DE ÁNIMO.
Por ejemplo, un estudio publicado en Molecular Psychiatry en
2018 halló, tras analizar 41 estudios, que la dieta mediterránea, una alimentación
que incluye este tipo de alimentos, se relacionó con una menor incidencia de
síntomas depresivos.
Otro caso significativo es el trabajo recientemente publicado
en Psychosomatic
Medicine, que ofrece información actualizada sobre el vínculo entre la
dieta y la salud mental. Los autores compilaron e investigaron 16 estudios con
información de casi 46 000 personas.
Joseph Firth, autor principal y miembro investigador de la
Universidad Western Sydney, afirmó en Greater Good Magazine "Incluir
más alimentos integrales, frutas, vegetales y reducir los productos procesados
es muy beneficioso en términos de bienestar psicológico, particularmente en el
estado de ánimo". Esto resulta clave si se tiene en cuenta que
aproximadamente un tercio de los estadounidenses consumen comida rápida
diariamente.
La conclusión de esta investigación fue clara: ALIMENTARSE
DE MANERA SALUDABLE, es decir, incluir vegetales, frutas, poca
carne y evitar los productos procesados, se asoció con una reducción de los
síntomas de la depresión. Esto incluía problemas para dormir,
desesperanza o mala sociabilización. Este vínculo incluso llegó a compararse
con la ayuda que recibieron los grupos que recurrieron a actividades de
superación personal.
NINGUNO DE LOS TRABAJOS ENCONTRÓ BENEFICIOS entre las personas que tenían una
alimentación rica en grasas, azúcares, productos ultraprocesados o refinados y
comidas rápidas.
A QUÉ SE DEBE LA CONEXIÓN
Es difícil determinar con certeza cómo se relacionan estos
aspectos, aunque existen señales que ayudan a esclarecer la relación. Según
Firth, LOS PROGRAMAS DE DIETA SALUDABLES TENDIERON A FUNCIONAR MEJOR PARA LAS
MUJERES. El experto cree que las diferencias en las hormonas o el
metabolismo, y una mejor disciplina podrían ser una explicación.
Otro motivo puede encontrarse en que, si las personas se sienten
orgullosas y logradas con sus nuevos hábitos saludables, es de esperar que se
sientan mejor, incluso menos ansiosas o deprimidas. Seguir una
dieta también PUEDE BRINDAR UNA SENSACIÓN DE AUTOESTIMA Y AUTOEFICACIA, ASÍ COMO UNA
POSIBLE PÉRDIDA DE PESO, QUE PUEDE INFLUIR EN NUESTRAS MENTES.
Sin embargo, los investigadores reconocen que existe algo más
profundo, como una serie de procesos biológicos. Por ejemplo, es
posible que ciertas dietas aumenten la inflamación y el estrés oxidativo,
alterando la función mitocondrial y la producción de neuronas, de tal manera
que podrían aumentar el riesgo de problemas psicológicos.
Otro aspecto para considerar es LA MICROBIOTA O MICROBIOMA
INTESTINAL, colonia de microorganismos que se encuentra en nuestros
intestinos y que cada vez gana más la atención de los científicos, ya que su
actividad parece vincularse a la función mental.
¿TAMBIÉN INCLUYE LA ANSIEDAD?
LA ANSIEDAD TAMBIÉN PARECE ESTAR LIGADA A LO QUE COMEMOS. Sobre este tema, existen trabajos que
encontraron vínculos con ciertos tipos de alimentos o bebidas.
Por ejemplo, tanto el café como el té negro o las
bebidas energéticas contienen cafeína, un compuesto que dificulta conciliar el
sueño y libera cortisol, mejor conocida como la hormona del estrés.
Además, estas bebidas pueden aumentar el ritmo cardíaco, la temperatura
corporal, la presión arterial y dificultar la absorción de las vitaminas D y B,
nutrientes que equilibran el estado de ánimo.
Por eso, muchos especialistas creen que pueden
desencadenar actitudes nerviosas, sudoración, temblores y respuestas de lucha o
huida.
Al igual que la cafeína, el azúcar esconde un efecto negativo
rápido y fuerte, puede ocasionar cambios de humor, dificultad para
concentrarse, fatiga y palpitaciones. El exceso de sodio también puede ser un problema, ya
que afecta el sistema neurológico, causando fatiga, episodios de pánico y daños
al sistema inmunológico.
Otro enemigo muy común es el alcohol, que puede favorecer la
aparición de síntomas tanto depresivos como ansiosos. Esto se debe a que provoca
picos y bajas en el azúcar en sangre, deshidratación y altera la función cerebral.
Esto puede favorecer la sensación de ansiedad, y así, la necesidad de continuar
bebiendo.
Sin embargo, todas estas son hipótesis, y si bien la mayoría
de los investigadores reconocen que LA DIETA PARECE INFLUIR EN NUESTRA SALUD
MENTAL DE ALGUNA MANERA, aún se desconoce con certeza el mecanismo
de fondo. "No hay evidencia real que sugiera que
una dieta funcione mejor que otra", advirtió Firth.
Por eso, aconseja dejar de lados las obsesiones con dietas
perfectas, y en su lugar, centrarnos en aprender y mantener hábitos
alimenticios saludables. "Es más importante apegarse a cualquier
dieta saludable que tratar de conseguir una dieta perfecta y aspiracional que
sea inviable o desagradable para uno", concluyó el experto.
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