martes, 10 de junio de 2014

SPA DE 10: ¿COSAS DE MUJERES?



ACTOS DE LAS MUJERES QUE MOLESTAN A LOS HOMBRES
HAY MANÍAS DE LAS MUJERES QUE MOLESTAN A SUS PAREJAS, miras cuáles son.

Es muy común que como mujer te enojes constantemente por cosas que no soportas de tú pareja, pero te has peguntado ¿qué hay de tus manías que a ellos les molestan?

Al respecto, la doctora Elisabeth Herrero Vila, especialista en Medicina Familiar, asegura que

Una manía, en su sentido coloquial, es cuando sientes aversión o antipatía por algo o alguien.

Lo más importante es aprender a convivir, por eso Salud180 enlista siete manías de las mujeres que molestan a los hombres.

¡LO QUE ELLOS NO AGUANTAN!

1. IMPUNTUALIDAD. Típico, ¡estoy lista en cinco minutos! Pero en realidad ese tiempo en muchos casos puede significar 30 minutos o una hora. Justo esto hace que ellos entren en conflicto.

LA IMPUNTUALIDAD REFLEJA FALTA DE ORGANIZACIÓN Y PLANEACIÓN DE TIEMPO, además es poco considerado que constantemente hagas esperar a tu pareja.

Un estudio de la Universidad de San Francisco, California, Estados Unidos, afirma que quienes sufren de demora crónica muestran el mismo comportamiento de personas con trastorno de déficit de atención, algunos de sus síntomas son: falta de atención, comportamiento impulsivo e hiperactividad.

2. VOZ DE NIÑA. Si piensas que con cambiar el tono de tu voz e imitar la de una niña serás más tierna para él, no es así.

Investigaciones de la Universidad College de Londres, Reino Unido, confirman que los hombres prefieren voces femeninas con UN TONO RELATIVAMENTE AGUDO porque lo asocian con cuerpos pequeños y estrechos, sin que éstas lleguen a parecer a los de los niños.

3. SALIR DE COMPRAS. Aunque los hombres también les gustan las compras, ellos son más prácticos, no tardan horas en elegir ropa o zapatos. Otra razón es que ellos también piensan que las mujeres suelen comprar cosas que no usan.

Al respecto, Lorrin Koran, profesor emérito de psiquiatría de la Universidad de Stanford, explica que esta manía genera discusiones de pareja porque el estado de bienestar que sientes al comprar hace que te lleves lo que no necesitas y después acumulas ropa o zapatos porque no te los pones.

4. INSEGURIDAD. Esto te llevará a desconfiar en él  y de lo que sientes, llevará a discusiones innecesarias.

Lynda Lampert, especialista médica de Beverly Enterprises, afirma que cuando las mujeres son inseguras lo reflejan en su conducta y lenguaje corporal como cruzar los brazos, tartamudear o comerse las uñas, lo que molesta a los hombres.

5. HABLAR DEMASIADO. De acuerdo con Carlos Silva, profesor de neurología del Hospital Clínico de la universidad de Chile, la voz de la mujer tiene una entonación más larga que cansa a los hombres, ya que el cerebro de ellos tarda más en descifrar lo que ellas dicen.

Esto porque el cerebro de LOS HOMBRES NO LOGRA CONECTAR LOS HEMISFERIOS DERECHO CON EL IZQUIERDO.

En ellos se activa solo el lado izquierdo del lenguaje, por eso se les hace difícil expresarse más que las mujeres, de acuerdo con estudios del Departamento de Anatomía de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México.

6. MAQUILLAJE EN EXCESO. Maquillarte te hace sentir y verte bien, solo que cuida de no hacerlo en exceso porque en lugar de lucir mejor podría ser un desastre.

El estudio realizado por investigadores de las universidades de Bangor y Aberdeen del Reino Unido, afirma que los hombres prefieren que las mujeres luzcan más naturales.

7. SER POSESIVAS. A ellos hombres les disgusta sentirse controlados. Si notas que todo el tiempo estás pendiente de tu pareja de dónde va,  qué hacer, con quién habla y cuestionas todos lo que hace podrías llegar a cansarlo.

Aunque a tu pareja le desagraden ciertas actitudes tuyas, ES POSIBLE MANTENER UNA RELACIÓN AGRADABLE AL PROMOVER EL RESPETO MUTUO.

Salud180
SALES CON MUCHO SALERO


EN LA ACTUALIDAD LA SAL SE HA QUITADO EL COMPLEJO DE CONDIMENTO "COMÚN" y, por qué no, detestado por los doctores, para mostrarse en forma de escamas, flores y cristales con colores como el rosa, el gris o el negro.

Seguro que aún son muchas las personas que en sus cocinas no cuentan más que con sal fina o sal gorda. Pero si este es su caso sepa que puede ir haciéndole un hueco a la multitud de sales de todo tipo y origen que, poco a poco, van llegando a los supermercados o, en casos más exclusivos, a tiendas gourmet.

En la actualidad la sal se ha quitado el complejo de condimento "común" y, por qué no, detestado por los doctores, para mostrarse en forma de escamas, flores y cristales con colores como el rosa, el gris o el negro. Todas ellas con procedencias que no sólo tiene por qué ser marina, sino también rocosa, de zonas montañosas o valles.

Una de las primeras sales gourmet en llegar a nuestras vidas fue la sal Maldon, una variedad procedente de unas salinas que existen en el condado de Essex en Inglaterra y que, con forma de escamas, es perfecta para sazonar carnes o pescados a la brasa y, por qué no, potenciar el sabor de un tomate.

La peculiaridad de este condimento es que no se suele recolectar todos los años, ya que es necesario que existan unas condiciones climatológicas apropiadas, por lo que su elaboración se convierte en algo puramente artesanal y laborioso.

La ruta salina nos lleva casi por obligación, después de conocer estas escamas, hasta el llamado "caviar" de las sales: la flor de sal de Guérande, procedente de la desembocadura del Loira (Francia), donde ya existía hace 2.700 años.

Se trata de un "cloruro sódico", como aprendimos en el colegio, que se cosecha de mayo a septiembre y el mar, el sol y el viento son los tres componentes básicos para una buena cosecha.


Respecto a su estética, se puede decir que es una sal "integral", por ser muy natural y que cuenta con un color grisáceo, que le dan los fondos arenosos.

De vistosos colores es la sal rosa del Himalaya, una sal fósil que se da en las estribaciones de esa cordillera, en los estratos geológicos sedimentarios. Su color pincelado de rosa da muestra de su contenido en hierro e identifica su procedencia que no es otra que las capas profundas alimentadas por las infiltraciones minerales del magma.


LA ANTIGÜEDAD, UN VALOR AÑADIDO

Otra de las sales que cuenta en su haber con muchos años de historia es la que se cultiva en el Valle de Añana, en Vitoria, al norte de España. Pero además, es otro ejemplo de una sal que no procede del mar, sino de las aguas que brotan en un valle.

La salmuera que nace de los manantiales de este valle se crea de forma natural cuando los cursos de agua dulce atraviesan los filones de sal sólida, depositada en este lugar hace más de 200 millones de años.

Los cristales de sal se producen de forma artesanal sobre las eras, bajo el sol y el viento, que hacen que las flores de sal aumenten progresivamente de tamaño y se junten entre sí.

Los beneficios de los cristales de esta sal son reconocidos internacionalmente desde 1851, año en el que los salineros presentaron este producto en la Exposición Universal de Londres, donde fueron premiados con una mención honorífica y una medalla de bronce.

Pero esta sal no sólo es un ejemplo de tradición y respeto hacia el entorno, sino que también es un producto solicitado en más de 20 países gracias a la apuesta que se ha hecho por la "utilización" de otros productos naturales y ecológicos que no están "expuestos a ningún tipo de contaminación", como cuenta Roberto López de Eguílaz, director gerente de la Fundación Valle Salado de Añana.

Se trata de una apuesta que, al igual que otras marcas, aporta a la sal sabores como el del pimiento, pepino, tomate o aceite de oliva; o hace de este material sólido algo líquido, como su sal líquida.

Ante la pregunta de si se tratará de un producto de los llamados "de moda", López de Eguílaz contesta con rotundidad que "no". "Comprobamos que no es una moda, se está apostando fuerte por los productos ecológicos como estos, naturales, relacionados con el 'slow food'".

SAL DE VINO, UN FALLO DEL DESTINO

Quizá, otras de las sales que más llaman la atención por su color y su sabor sea la "de vino".

Rojizas y de diferentes variedades, según el tipo de uva, éstas tienen su origen en el siglo XVII en el puerto francés de Libourne, explican desde la bodega Abadía de Retuerta que también cuenta con su sal de vino "Tempranillo".

A este puerto francés llegaban los barcos cargados con barricas de vino que, en ocasiones, tiñeron cantidades de sal que, como no se podía vender con ese color, los marineros se la regalaban a la esposa de un tabernero del puerto: Valentín Corner, quien le añadió especias para aportarle un sabor especial.

En la actualidad, la sal de Abadía de Retuerta es una creación del enólogo Pascal Delbeck, quien ha conseguido evolucionar la receta de Corner siempre manteniendo el secreto que ha rodeado a esta sal, también llamada "Rubíes de Valentín".

"Lo único que nos ha revelado Pascal de la receta secreta es el aporte de especias. La sal se pone en una esterilla y se pulveriza para que vaya cogiendo el color. En una segunda fase se hace una infusión que es lo que le aporta un toque diferente", según Álvaro Pérez Navazo, director de Marketing y Comunicación Abadía Retuerta.

Para fabricar esta sal de un marcado color rojizo son necesarios 500 litros de vino por cada 10.000 tarros de 90 gramos, formato en el que se comercializa.

Pequeños lujos que nacieron por azar y que en la actualidad alegran, dan sabor y vida a los platos.

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