domingo, 31 de agosto de 2014

SPA DE 10: ESPEJO, “ESPEJITO…”



¿QUÉ VES CUANDO TE VES EN EL ESPEJO?
¿PARA QUÉ SIRVE EL ESPEJO?

Un grupo de 63 mujeres, de diferentes edades, razas, clase social y condiciones de vida, participaron en UN BREVE DOCUMENTAL DESCRIBIENDO QUÉ VEN CUANDO SE VEN EN UN ESPEJO. Un planteamiento aparentemente simple, pero con el poder de abrir un dique de emociones y reflexiones profundas y conmovedoras. (http://www.theatlant​ic.com/video/index/3​74879/what-do-you-se​e-wh)

VERSE AL ESPEJO Y PREGUNTARSE QUÉ VEMOS PUEDE SER UNA SÍNTESIS DE LA IDEA QUE TENEMOS DE NOSOTRAS MISMAS, QUIÉNES PENSAMOS Y SENTIMOS QUE SOMOS, QUÉ NOS GUSTA Y QUÉ NOS DESAGRADA DE NUESTRA CARA Y DE NUESTRO CUERPO. Así de simple y así de complicado.

LAS NIÑAS QUE PARTICIPARON NOS ENSEÑAN UNA LECCIÓN INVOLUNTARIA: hubo un tiempo en que no nos importaba cómo nos veíamos ni teníamos millones de ideas tormentosas sobre nuestro aspecto. Simplemente disfrutábamos viendo nuestro reflejo. Jugábamos a hacer caras, a reírnos, a imitar a nuestra madre o a la maestra, a pintarnos la boca para sentirnos grandes. SIN MIEDO Y SIN JUICIO.


Lo cierto es que no hay modo de comparar la niñez con las etapas posteriores. La aparición del pensamiento abstracto y los cambios que ocurren en la vida emocional con la llegada de la adolescencia convierten al ritual de mirarse al espejo en algo completamente distinto. QUIZÁ NO DEBERÍA VOLVERSE UN ACTO TAN DIFÍCIL, TAN CARGADO DE VALORACIONES Y DE INSEGURIDADES AL COMPARARNOS CON LOS MODELOS DE BELLEZA QUE LA CULTURA PROPONE Y QUE NOS VENDE CON TAL INSISTENCIA, QUE LLEGAMOS A PENSAR EN HACER LO QUE SEA CON TAL DE VERNOS COMO ALGUIEN MÁS.

Una negra que ha crecido entre blancos de ojos azules ha tenido que recorrer un camino tremendo de autoaceptación para no sentirse inadecuada, sino hermosa. Ser negra en una comunidad de blancos le ha vuelto más complicado verse, valorarse y sentirse bien y bella.

Una mujer mastectomizada ve las cicatrices que quedaron donde antes hubo senos y pezones. Verse viva y no muerta, sana y no enferma, debe suponer un gran reto. Es poder ver más allá de una parte de su identidad como mujer para encontrar otros modos de reconocerse como tal. Recordé a Kim Basinger (The burning plain, Guillermo Arriaga, 2008) como la mujer insegura de su atractivo sexual después de una mastectomia, aliviada por el poder del deseo y del amor de un hombre.

ALGUNAS MUJERES DE CUARENTA Y TANTOS SOLAMENTE ALCANZAN A VER QUE YA NO TIENEN 25 AÑOS. O los muchos arreglos que tendrían que hacerse para recuperar la cara de antes. Una de ellas reflexiona y concluye que quizá lo que hay que ver es que no hay nada que arreglar. Que así como está, está todo bien.

ALGUNAS MUJERES Y UNAS CUANTAS ADOLESCENTES RELATAN QUE VERSE AL ESPEJO LES HACE PENSAR QUE HAY ALGO MAL EN ELLAS.  Y hablan también de un esfuerzo voluntario por encontrar una forma personal de SER HERMOSAS SIN TENER QUE PARECERSE A NINGÚN PATRÓN DE BELLEZA.

AL VERSE AL ESPEJO, una de las mujeres ha visto muchos rasgos de su madre en ella, invisibles hasta ese momento. Verse al espejo también es ver la historia de una vida.


QUÉ  HERMOSAMENTE PODEROSO ES ESCUCHAR A ESTAS MUJERES DECLARÁNDOSE ORGULLOSAMENTE RARAS, EXTRAÑAS, DISTINTAS, IMPERFECTAS; intentando aceptar lo que ven, ENTENDIENDO QUE EL ESPEJO SOLAMENTE REGRESA la imagen externa de rasgos más profundos, como la amabilidad, la fortaleza, el amor, el sentido del humor, el crecimiento personal y la valentía para enfrentar la vida.

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