FOTOGRAMA DE LA COMEDIA
«GORDOS»
Una investigación
realizada sobre 14,000 adultos de Estados Unidos y Reino Unido señala que LAS PERSONAS CON SOBREPESO TIENDEN A COMER
MÁS, por el estrés que les puede
generar su situación.
Las personas con sobrepeso u obesidad son más propensas a
seguir ganando volumen, que aquellas que no son conscientes de que podrían tener un
problema con su dieta. Esta es la conclusión a la que llega una investigación
publicada en «The International Journal of Obesity» realizada sobre 14.000
adultos de los Estados Unidos y Reino Unido, a partir de datos recogidos por
instituciones como como la UK National Development Study inglesa o Midlife
estadounidense.
En la investigación han participado aparte del profesor Eric
Robinson del instituto universitario de Psicología, Salud y Sociedad de la
Universidad de Liverpool, los también docentes Michael Daly de la Universidad
de Stirling y Jeffrey Hunger (Universidad de California).
Los investigadores han analizado datos provenientes de
jóvenes que acababan de alcanzar la edad adulta para descubrir su opinión sobre
su propio peso- si era el correcto o no- y su subsiguiente ganancia de volumen.
Concretamente, en Reino Unido, se examinó a participantes de 23 a 45 años,
mientras que los otros dos estudios realizaron seguimientos periódicos más
breves, de siete a diez años.
Lo que dedujeron de todo su trabajo es que las personas, que se
habían identificado como con «sobrepeso» tendían a comer en exceso, como
respuesta al estrés y, por lo tanto, tendían a ganar peso.
CÓMO ALENTAR HÁBITOS
MÁS SALUDABLES
Robinson ha añadido que «CAER EN LA CUENTA DE QUE TIENES OBESIDAD
puede
ser algo estresante en sí mismo, y que adoptar decisiones más saludables para
su vida sea más difícil. Lo que hace complicado el trabajo de las
autoridades sanitarias». En este sentido, Robinson ha añadido que «lo
que debería suceder es que al hacer consciente a la persona de que ellos tienen
un problema con el peso, les llevaría a adoptar un estilo de vida más saludable
y perder algo de peso».
Sin embargo, para este experto la clave está en la forma en
que retratamos el sobrepeso y la obesidad dentro de la sociedad que, a su
juicio, «es algo sobre lo que debemos reflexionar ya que hay muchos más medios
de alentar a las personas a introducir cambios saludables en su vida que no
sólo retratar el exceso de peso como algo terrible».
NEOFOBIA ALIMENTARIA O
EL MIEDO QUE HACE QUE TÚ DIETA SEA MUCHO PEOR
EL COMPORTAMIENTO DE
RECHAZAR NUEVOS ALIMENTOS es una etapa típica en el desarrollo infantil, sobre todo en niños y
niñas de 2-3 años, que remite en torno a los cinco años. Los niños y niñas que
experimentan NEOFOBIA ALIMENTARIA presentan también signos de angustia y
ansiedad, y el comportamiento incluso puede llegar a ser habitual en la edad
adulta.
La presión para comer de todo puede tener efectos negativos
inesperados
La investigadora de la Facultad de Psicología de la UPV/EHU
Edurne Maiz ha realizado en su tesis doctoral, un estudio con 831 escolares de
edades comprendidas entre 8 y 16 años. En la investigación, ha utilizado
cuestionarios de NEOFOBIA INFANTIL —adaptados para la tesis—, en los que se
preguntaba a los participantes sobre SU DISPOSICIÓN A COMER NUEVOS ALIMENTOS.
Por otra parte, se tomaron diferentes datos sobre la composición corporal de
los participantes, así como sobre su estilo de vida (por ejemplo, alimentación
y ejercicio físico), los estilos parentales de alimentación y diferentes
variables psicológicas (autoestima y ansiedad). De todo ello, explica la
investigadora, "hemos encontrado diferencias estadísticamente significativas en
muchas variables".
LA IMPORTANCIA DEL
ESTILO PARENTAL
EL COMPORTAMIENTO NEOFÓBICO puede tener consecuencias dietéticas
negativas en cuanto que reduce la variedad de los alimentos ingeridos. LOS
PARTICIPANTES NEOFÓBICOS presentan un menor índice de calidad de
la dieta mediterránea, y eso es debido, fundamentalmente, a un MENOR CONSUMO DE
FRUTAS Y VERDURAS y un aumento de alimentos considerados de consumo ocasional.
En general, los padres y las madres tienden a CONTROLAR
QUÉ, CUÁNTO Y CUÁNDO COMEN SUS HIJOS E HIJAS. Frecuentemente, los
progenitores presionan a sus hijos e hijas para que coman nuevos alimentos, y
esa presión ejercida —que es debida a la frustración que les supone a los
progenitores el rechazo del alimento— puede afectar negativamente al estado
emocional del niño o de la niña, y está asociada, además, a mayores niveles de
neofobia. En la investigación, LOS NIÑOS y NIÑAS NEOFÓBICOS han
informado de que sus progenitores utilizan el estilo parental de alimentación,
denominado de estimulación, y un control menor que los progenitores de los
niños y niñas neofílicos (niños y niñas que comen de todo y les
gusta probar nuevos alimentos). "Hemos deducido —explica Edurne Maiz—
que los padres y las madres, en un principio, controlan y estimulan mucho, pero
que llega un momento en el que se resignan, debido a que el sufrimiento
parental también está presente en todo esto".
Respecto a la ansiedad, los datos dan a entender que, tanto
en la infancia como en la adolescencia, LOS PARTICIPANTES NEOFÓBICOS SON MÁS
ANSIOSOS QUE LOS NEOFÍLICOS. Asimismo, respecto a la autoestima, los
neofóbicos han presentado, en la infancia, menores puntuaciones que los
neofílicos en las cinco dimensiones estudiadas del autoconcepto (familiar,
social, físico, emocional y académico); y, en la adolescencia, han presentado
menores puntuaciones en el autoconcepto familiar y físico.
En cualquier caso, no han encontrado ninguna diferencia
notable en lo que respecta a la composición corporal de unos u otros. "Eso
puede ser debido a que existen suplementos nutricionales, que en un momento
dado pueden tomarse como complemento alimentario", ha concluido la
investigadora.
La investigadora quiere "lanzar un mensaje de paciencia a los
padres y madres, para que los casos de NEOFOBIA ALIMENTARIA INFANTIL no se
desarrollen y no vayan a más", ya que "se ha visto que hay una
cantidad importante de adultos y de niños que TIENEN UNA PROBLEMÁTICA GRAVE POR
ESTA RAZÓN", explica. Según la investigadora, para evitar este
problema, es importante tener un fuerte vínculo parental con el niño o la niña,
y, recomienda, además, "TENER UN AMBIENTE DISTENDIDO Y
AGRADABLE A LA HORA DE LAS COMIDAS, que los niños participen en la
elaboración de la comida, así como en la compra, utilizar refuerzos positivos,
y, por último, ser un buen modelo".
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