ACTOS DE LAS MUJERES
QUE MOLESTAN A LOS HOMBRES
HAY MANÍAS DE LAS
MUJERES QUE MOLESTAN A SUS PAREJAS, miras cuáles son.
Es muy común que como mujer te enojes constantemente por
cosas que no soportas de tú pareja, pero te has peguntado ¿qué hay de tus
manías que a ellos les molestan?
Al respecto, la doctora Elisabeth Herrero Vila, especialista
en Medicina Familiar, asegura que
Una manía, en su sentido coloquial, es cuando sientes
aversión o antipatía por algo o alguien.
Lo más importante es aprender a convivir, por eso Salud180
enlista siete manías de las mujeres que molestan a los hombres.
¡LO QUE ELLOS NO
AGUANTAN!
1. IMPUNTUALIDAD. Típico, ¡estoy lista en cinco minutos! Pero en realidad ese tiempo en muchos casos puede significar 30
minutos o una hora. Justo esto hace que ellos entren en conflicto.
LA IMPUNTUALIDAD REFLEJA FALTA DE ORGANIZACIÓN Y PLANEACIÓN
DE TIEMPO, además
es poco considerado que constantemente hagas esperar a tu pareja.
Un estudio de la Universidad de San Francisco, California,
Estados Unidos, afirma que quienes sufren de demora crónica muestran el mismo
comportamiento de personas con trastorno de déficit de atención, algunos de sus
síntomas son: falta de atención, comportamiento impulsivo e hiperactividad.
2. VOZ DE NIÑA. Si piensas que con cambiar el tono de tu voz e imitar
la de una niña serás más tierna para él, no es así.
Investigaciones de la Universidad College de Londres, Reino
Unido, confirman que los hombres prefieren voces femeninas con UN
TONO RELATIVAMENTE AGUDO porque lo asocian con cuerpos pequeños y
estrechos, sin que éstas lleguen a parecer a los de los niños.
3. SALIR DE COMPRAS. Aunque los hombres también les gustan las compras,
ellos son más prácticos, no tardan horas en elegir ropa o zapatos. Otra razón
es que ellos también piensan que las mujeres suelen comprar cosas que no usan.
Al respecto, Lorrin Koran, profesor emérito de psiquiatría de
la Universidad de Stanford, explica que esta manía genera discusiones de pareja
porque el estado de bienestar que sientes al comprar hace que te lleves lo que
no necesitas y después acumulas ropa o zapatos porque no te los pones.
4. INSEGURIDAD. Esto te llevará a desconfiar en él y de lo que sientes, llevará a discusiones
innecesarias.
Lynda Lampert, especialista médica de Beverly Enterprises,
afirma que cuando las mujeres son inseguras lo reflejan en su conducta y lenguaje
corporal como cruzar los brazos, tartamudear o comerse las uñas, lo que molesta
a los hombres.
5. HABLAR DEMASIADO. De acuerdo con Carlos Silva, profesor de neurología
del Hospital Clínico de la universidad de Chile, la voz de la mujer tiene una entonación
más larga que cansa a los hombres, ya que el cerebro de ellos tarda más en
descifrar lo que ellas dicen.
Esto porque el cerebro de LOS HOMBRES NO LOGRA CONECTAR LOS
HEMISFERIOS DERECHO CON EL IZQUIERDO.
En ellos se activa solo el lado izquierdo del lenguaje, por
eso se les hace difícil expresarse más que las mujeres, de acuerdo con estudios
del Departamento de Anatomía de la Facultad de Medicina de la Universidad
Nacional Autónoma de México.
6. MAQUILLAJE EN EXCESO. Maquillarte te hace sentir y verte
bien, solo que cuida de no hacerlo en exceso porque en lugar de lucir mejor
podría ser un desastre.
El estudio realizado por investigadores de las universidades
de Bangor y Aberdeen del Reino Unido, afirma que los hombres prefieren que las
mujeres luzcan más naturales.
7. SER POSESIVAS. A ellos hombres les disgusta sentirse controlados. Si
notas que todo el tiempo estás pendiente de tu pareja de dónde va, qué hacer, con quién habla y cuestionas todos
lo que hace podrías llegar a cansarlo.
Aunque a tu pareja le desagraden ciertas actitudes tuyas, ES POSIBLE MANTENER UNA RELACIÓN
AGRADABLE AL PROMOVER EL RESPETO MUTUO.
Salud180
SALES CON MUCHO SALERO
EN LA ACTUALIDAD LA SAL
SE HA QUITADO EL COMPLEJO DE CONDIMENTO "COMÚN" y, por qué no, detestado por los
doctores, para mostrarse en forma de escamas, flores y cristales con colores
como el rosa, el gris o el negro.
Seguro que aún son muchas las personas que en sus cocinas no
cuentan más que con sal fina o sal gorda. Pero si este es su caso sepa que puede
ir haciéndole un hueco a la multitud de sales de todo tipo y origen que, poco a
poco, van llegando a los supermercados o, en casos más exclusivos, a tiendas
gourmet.
En la actualidad la sal se ha quitado el complejo de
condimento "común" y, por qué no, detestado por los doctores, para
mostrarse en forma de escamas, flores y cristales con colores como el rosa, el
gris o el negro. Todas ellas con procedencias que no sólo tiene por qué ser
marina, sino también rocosa, de zonas montañosas o valles.
Una de las primeras sales gourmet en llegar a nuestras vidas
fue la sal Maldon, una variedad procedente de unas salinas que existen en el
condado de Essex en Inglaterra y que, con forma de escamas, es perfecta para
sazonar carnes o pescados a la brasa y, por qué no, potenciar el sabor de un
tomate.
La peculiaridad de este condimento es que no se suele
recolectar todos los años, ya que es necesario que existan unas condiciones
climatológicas apropiadas, por lo que su elaboración se convierte en algo
puramente artesanal y laborioso.
La ruta salina nos lleva casi por obligación, después de
conocer estas escamas, hasta el llamado "caviar" de las sales: la
flor de sal de Guérande, procedente de la desembocadura del Loira (Francia),
donde ya existía hace 2.700 años.
Se trata de un "cloruro sódico", como aprendimos en
el colegio, que se cosecha de mayo a septiembre y el mar, el sol y el viento
son los tres componentes básicos para una buena cosecha.
Respecto a su estética, se puede decir que es una sal
"integral", por ser muy natural y que cuenta con un color grisáceo,
que le dan los fondos arenosos.
De vistosos colores es la sal rosa del Himalaya, una sal
fósil que se da en las estribaciones de esa cordillera, en los estratos
geológicos sedimentarios. Su color pincelado de rosa da muestra de su contenido
en hierro e identifica su procedencia que no es otra que las capas profundas
alimentadas por las infiltraciones minerales del magma.
LA ANTIGÜEDAD, UN VALOR
AÑADIDO
Otra de las sales que cuenta en su haber con muchos años de
historia es la que se cultiva en el Valle de Añana, en Vitoria, al norte de
España. Pero además, es otro ejemplo de una sal que no procede del mar, sino de
las aguas que brotan en un valle.
La salmuera que nace de los manantiales de este valle se crea
de forma natural cuando los cursos de agua dulce atraviesan los filones de sal
sólida, depositada en este lugar hace más de 200 millones de años.
Los cristales de sal se producen de forma artesanal sobre las
eras, bajo el sol y el viento, que hacen que las flores de sal aumenten
progresivamente de tamaño y se junten entre sí.
Los beneficios de los cristales de esta sal son reconocidos
internacionalmente desde 1851, año en el que los salineros presentaron este
producto en la Exposición Universal de Londres, donde fueron premiados con una
mención honorífica y una medalla de bronce.
Pero esta sal no sólo es un ejemplo de tradición y respeto
hacia el entorno, sino que también es un producto solicitado en más de 20
países gracias a la apuesta que se ha hecho por la "utilización" de
otros productos naturales y ecológicos que no están "expuestos a ningún
tipo de contaminación", como cuenta Roberto López de Eguílaz, director
gerente de la Fundación Valle Salado de Añana.
Se trata de una apuesta que, al igual que otras marcas,
aporta a la sal sabores como el del pimiento, pepino, tomate o aceite de oliva;
o hace de este material sólido algo líquido, como su sal líquida.
Ante la pregunta de si se tratará de un producto de los
llamados "de moda", López de Eguílaz contesta con rotundidad que
"no". "Comprobamos que no es una moda, se está apostando fuerte
por los productos ecológicos como estos, naturales, relacionados con el 'slow
food'".
SAL DE VINO, UN FALLO
DEL DESTINO
Quizá, otras de las sales que más llaman la atención por su
color y su sabor sea la "de vino".
Rojizas y de diferentes variedades, según el tipo de uva,
éstas tienen su origen en el siglo XVII en el puerto francés de Libourne,
explican desde la bodega Abadía de Retuerta que también cuenta con su sal de
vino "Tempranillo".
A este puerto francés llegaban los barcos cargados con
barricas de vino que, en ocasiones, tiñeron cantidades de sal que, como no se
podía vender con ese color, los marineros se la regalaban a la esposa de un
tabernero del puerto: Valentín Corner, quien le añadió especias para aportarle
un sabor especial.
En la actualidad, la sal de Abadía de Retuerta es una
creación del enólogo Pascal Delbeck, quien ha conseguido evolucionar la receta
de Corner siempre manteniendo el secreto que ha rodeado a esta sal, también
llamada "Rubíes de Valentín".
"Lo único que nos ha revelado Pascal de la receta
secreta es el aporte de especias. La sal se pone en una esterilla y se
pulveriza para que vaya cogiendo el color. En una segunda fase se hace una
infusión que es lo que le aporta un toque diferente", según Álvaro Pérez
Navazo, director de Marketing y Comunicación Abadía Retuerta.
Para fabricar esta sal de un marcado color rojizo son
necesarios 500 litros de vino por cada 10.000 tarros de 90 gramos, formato en
el que se comercializa.
Pequeños lujos que nacieron por azar y que en la actualidad
alegran, dan sabor y vida a los platos.
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