PUEDE DETERMINAR EL
RIESGO DE OBESIDAD
La fecha de nacimiento puede ser determinante en el riesgo de
ser obeso. Resulta que los investigadores que trabajan para DESVELAR
EL IMPACTO DE LA GENÉTICA FRENTE AL MEDIO AMBIENTE EN LA OBESIDAD han
identificado ahora un nuevo factor: LA FECHA DE NACIMIENTO. Según
se detalla en el último número de la revista «PNAS», el impacto de una variante
genética de un gen ligado con el riesgo de obesidad, FTO, depende en gran
medida de año de nacimiento. De hecho en su estudio han hallado una fecha
clave, 1942: en los nacidos antes de ese año no había relación alguna entre la
variante genética del gen FTO y la obesidad, pero muy relevante para aquellos
nacidos en los años posteriores.
Los investigadores han utilizado la base de datos del Estudio
del corazón Framingham y gracias a ellos han visto que existía correlación
entre LA VARIANTE GENÉTICA ASOCIADA A LA
OBESIDAD MÁS CONOCIDA Y EL ÍNDICE DE MASA CORPORAL. «Éste aumentaba
significativamente a medida que el año de nacimiento de los participantes era
mayor», explica James Rosenquist Niels, del Hospital General de Massachusetts
(EE.UU.) y autor principal del informe. «Estos resultados –continúa- son los
primeros que han observado esta relación y sugieren que probablemente existan
otras relaciones entre las variantes genéticas y los rasgos físicos que pueden
estar mediadas por la fecha de nacimiento, incluso para aquellos nacidos en la
misma familia».
Debido a que la mayoría de los estudios sobre las
interacciones entre los genes y el medio ambiente han analizado las diferencias
dentro de cohortes con una fecha de nacimiento específica -grupos nacidos
durante un periodo determinado de años-, que no tiene en consideración los
cambios en un entorno más amplio temporal, los investigadores, para investigar
si las diferentes condiciones de los distintos grupos de edad podrían alterar
el impacto de una variante genética, analizaron los datos de los participantes
en el Framingham Offspring Study -que sigue a los hijos de los participantes
del estudio original- obtenidos entre 1971, cuando los participantes oscilaron
en la edad 27 a 63, y 2008.
AÑO CLAVE
Así, al investigar las relaciones entre el índice de masa
corporal de los participantes, medido en ocho ocasiones durante el estudio, las
variantes del gen FTO que habían heredado y su fecha de nacimiento encontraron
que la asociación ya notificada anteriormente entre una variante específica del
FTO y el IMC, únicamente estaba presente en los participantes nacidos más
tarde. De esta forma, no existía dicha relación entre la variante genética y el
IMC para aquellos nacidos antes de 1942, pero sí en los nacidos después de
1942. De hecho, la relación era dos veces más fuerte como ya se había visto en
estudios anteriores.
Y aunque este trabajo no ha sido capaz de identificar las
diferencias ambientales que se combinaron con la variante del gen FTO para
aumentar el riesgo de obesidad, los autores creen que algunos factores
relacionados con la II Guerra Mundial, como el aumento de la dependencia de la
tecnología en el lugar de trabajo físico y la disponibilidad de dietas altas en
calorías procedentes de alimentos procesados son probables contribuyentes.
RESPUESTA GENÉTICA
«Sabemos que el medio ambiente juega un papel muy importante
en la expresión de los genes, un hecho que se puede ver incluso entre hermanos
nacidos durante diferentes años, implica que los factores ambientales tales
como las ‘modas’ de los productos alimenticios y la actividad laboral pueden
afectar las características genéticas», asegura Rosenquist. Y añade: «nuestros
resultados subrayan la importancia de la interpretación de los estudios genéticos
y dejan abierta la posibilidad de que nuevos factores de riesgo genético puedan
aparecer en el futuro debido a las diferentes respuestas genéticas impulsadas
por nuestro entorno en constante cambio».
SEIS CLAVES PARA
PONERTE EN FORMA CON EL 'PALEOPLAN'
¡Atención! Pregunta.
¿Quiénes estaban más en forma y más sanas? ¿Las chicas de la Edad de Piedra o
las del siglo XXI?
Un estudio sueco revela que LAS DIETAS INSPIRADAS EN EL PALEOLÍTICO (con más proteínas y
grasas, y menos carbohidratos que las actuales) ayudan a perder peso, a reducir
la talla de las caderas y a mejorar el nivel de colesterol. Suena bien, ¿no? Y
con el ejercicio pasa algo parecido; de ahí que los planes de ejercicios
funcionales como el Paleotraining o el CrossFit sean trending topic.
Conclusión: si vivimos hoy como lo hacían entre mamuts, conseguiremos un
cuerpazo 100% fibrado.
TOMA NOTA DE ESTAS 6 CLAVES PARA
LOGRARLO
1/ ¡VIVE ‘NON-STOP’!
Piensa que las chicas de la Edad de Piedra iban caminando a
todas partes. Camina a paso ligero. Puedes llegar a los 1.000 pasos en tan solo
10 minutos. Utiliza un podómetro y márcate alcanzar cada día los 10.000 pasos
(casi 8 km). Reforzarás los músculos de glúteos, muslos y core (los que rodean
las lumbares, la pelvis y la cadera).Además, quemarás 500 calorías extra al día
y ¡hasta medio kilo cada semana!
2/ NO TE PONGAS LÍMITES
En el Paleolítico no pensaban que sólo podían levantar una
roca poco pesada, se atrevían con todo. Si siempre levantas pesas de 2 kilos,
tu cuerpo se adaptará y utilizará menos energía (por lo que quemarás menos
calorías), así que prueba con distintas cargas y repeticiones. Harás que tu
cerebro se olvide de los esquemas habituales y te adaptarás mejor a esfuerzos
mayores. Prueba con entrenamientos cortos, intensos y con ejercicios variados
en ayuno.
3/ TRABAJA EN EQUIPO
En tiempos del oso cavernario, o te unías al clan o
desaparecías en menos que canta un gallo. Alíate con un amigo o con tu pareja y
entrenad juntos. No sólo evitarás abandonar a las primeras de cambio sino que,
aparte de conseguir tus objetivos, si te esfuerzas en ayudar a que ellos
también consigan los suyos, tu bienestar aumentará.
4/ DESCANSA SIN PARAR
En la Edad de Piedra no sabían lo que era pasar un día a la
bartola. Encuentra un término medio. Queda con tus colegas para ir a bailar en
vez de ir a cenar y a tomar unas copas. La meta, además de divertirte, es
utilizar tu cuerpo de manera funcional en tu tiempo libre para que no pares de
moverte.
5/ ESCUCHA A TU ESTÓMAGO
Las chicas del Paleolítico comían en función de la energía
que necesitaban. Come cuando empieces a sentir un poco de hambre, evitarás
comer de más. Y, sobre todo, para antes de sentirte a reventar.
6/COME VEGETALES
La dieta Paleolítica permite reducir cintura y mantener los
índices de grasa corporal y masa muscular en niveles saludables. Come productos
animales –carne, pescado y huevos- pero, sobre todo, vegetales –frutas, frutos
secos, semillas, hierbas y especias-. No aportan muchas calorías y serán tu
principal fuente de carbohidratos (los pocos que deberías consumir) y
micronutrientes.
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