LA CONVIVENCIA HACE QUE
LOS CUERPOS DE LA PAREJA SEAN MÁS SIMILARES
Vivir bajo un mismo techo implica compartir comida, microbios
y hábitos de vida. Todo eso transforma el organismo - Jasmine Kaloudis
***Los sistemas inmunes de las personas que comparten techo
tienden a parecerse, a causa de los hábitos de vida y de alimentación comunes.
Si hay bebés, facilitan la transmisión de los microbios que hay en la casa
común
Vivir en pareja bajo el mismo techo implica compartir
experiencias y tener un proyecto común. Pero no solo eso. También puede suponer
compartir comida, actividades deportivas, horarios de sueño y cuarto de baño,
por no hablar de la saliva o incluso de cepas de virus de la gripe o del
resfriado.
Sea esto una experiencia placentera, o no, siempre tiene
consecuencias directas sobre el cuerpo humano. Un estudio publicado en la
revista «Nature Inmunology» HA LLEGADO A LA CONCLUSIÓN DE QUE LA
CONVIVENCIA HACE QUE LOS CUERPOS DE AMBAS PERSONAS TIENDAN A PARECERSE.
En concreto, los sistemas inmunológicos comienzan a hacerse similares.
«LAS VARIACIONES DEL SISTEMA INMUNE TIENDEN A REDUCIRSE EN UN
50 POR CIENTO (en
personas que conviven), LO QUE ES UN EFECTO EXTREMADAMENTE
PROFUNDO», ha dicho Adrian Liston, investigador de Universidad Católica
de Lovaina, en Bélgica. «Es un efecto mayor del que ves cuando
una persona envejece 40 años».
Después de tomar muestras de sangre de 670 personas, de entre
2 y 86 años, los científicos contaron el número de células inmunes de ellas en
54 estados de activación distintos. Después, tomaron muestras de la cuarta
parte de esas personas durante un período de seis meses para seguir la
evolución de sus sistemas inmunes. Además, evaluaron la respuesta de sus
células de defensa después de las infecciones.
Después de todo esto, observaron que aquellas personas que
convivían tendían a tener sistemas inmunes más similares, sobre todo a causa de
la adopción de dietas y estilos de vida comunes, un fenómeno conocido como «CONCORDANCIA
DE PAREJA». Además, dado que es muy probable que las personas que vivan en una
misma casa tengan los mismos niveles de exposición a sustancias tóxicas o a
niveles de polución, sus sistemas inmunes también sufren unos niveles similares
de «agresión».
LOS BEBÉS: CONDUCTOS DE
MICROBIOS
Los microbios también tienen un papel muy importante en la
homogeneidad de los sistemas inmunes. Las
bacterias y hongos que se acumulan en las superficies de casa, facilitan que la
flora intestinal adquiera ciertas similitudes. En el caso de que una
pareja viva con sus hijos, resulta que los pequeños pueden convertirse en
«conductos microbianos», auténticas autopistas que transportan la suciedad
desde el hogar a los padres.
«No es muy agradable imaginárselo, pero la forma más sencilla
de transmitir la flora intestinal es a través de la ruta oral-fecal, y ambos
padres tienen la tarea de cambiarle los pañales al bebé», ha dicho Liston en «New Scientist». Los
besos y la lactancia son otras formas mucho más agradables, pero también
efectivas, para compartir la microbiota.
¿Compartir sistemas inmunes y microbios es malo? Depende. En
opinión de Valerie O’Donnell, otra investigadora que ha participado en el
estudio y que trabaja en la Universidad de Cardiff: «PUEDE SER MALO O BUENO EN
FUNCIÓN DE CÓMO CONVERJAN (los sistemas inmunes)». Algunos cambios hacen a las
personas más sensibles a las infecciones, o al contrario, pueden fortalecerla.
Sea como sea, compartir, microbios y sistemas inmunes, es vivir.
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