LA GRAN PREGUNTA
EN TORNO AL DESEO, ES…
EL FUEGO
ORIGINAL Y PRIMORDIAL, LA
SEXUALIDAD, LEVANTA LA LLAMA ROJA DEL EROTISMO y ésta, a su vez, sostiene y alza otra llama, azul y trémula: la del
amor. Erotismo y amor: la llama doble de la vida – Octavio Paz
LA SEXUALIDAD EN LOS SERES HUMANOS es mucho más que
instinto biológico. El erotismo es la
transformación de la sexualidad gracias a la imaginación.
Quizá mucho nos
preocupamos por la fidelidad sexual y poco nos hemos preguntado por LA COMPLEJA NATURALEZA
DEL DESEO.
Cuando el deseo
disminuye, muchos piensan que quizá la pareja se ha enamorado de alguien
más. No consideran la posibilidad
de que a pesar de haber amor, el sexo disfrutable se haya deteriorado. Contrario a lo que nuestras ideas
románticas nos dictan, la intimidad afectiva no garantiza sexo de buena calidad.
LA GRAN PREGUNTA EN TORNO AL DESEO es
si podemos desear aquello que ya tenemos. A
primera vista y como respuesta de sentido común, podría contestar que no. Que
solo deseamos lo que no tenemos, lo que está ausente. Y al decir esto, las
primeras víctimas de la falta de deseo serían las parejas estables, casadas o
que viven juntas. He escuchado a muchas parejas describir la disminución del deseo a
partir de haberse casado, de que comenzaron a vivir juntos, de que nacieron los
hijos y la relación y las prioridades cambiaron, de que pasaron los años. He
visto a hombres y mujeres sufrir porque desean lo que no tienen. No solamente a
otras parejas sexuales, sino la vida que no tienen, otra profesión, otro país,
otra historia. He leído apologías del modelo de juntos pero no revueltos de las
parejas que tienen una relación estable y duradera, pero que nunca han vivido
bajo el mismo techo, y que defienden a ultranza que lo que han logrado salvar
con tal arreglo es la vida del deseo.
EL DESEO,
CIERTAMENTE, VIVE EN LA
AUSENCIA. Los retos de armonizar el amor con el
deseo pueden parecer inalcanzables. Esther Perel (Inteligencia Erótica, Diana
2007) habla de dos necesidades
fundamentales cuando estamos en una relación: Por un lado, seguridad,
dependencia, confianza, confidencialidad, permanencia. Aquello a lo que
llamamos hogar.
Por el otro, aventura,
novedad, riesgo, peligro, lo inesperado, lo desconocido, el viaje, lo prohibido.
ARMONIZAR AMBAS
NECESIDADES ES UNO DE LOS RETOS DEL AMOR EN RELACIONES DURADERAS. Parece que hay una contradicción entre sentir la seguridad que da
el amor y poder acceder a la aventura indispensable para sentir deseo.
Perel comparte
que después de viajar por muchos países y preguntar a las personas cuándo
desean más a sus parejas, ha obtenido, en lo general, 3 respuestas:
1. CUANDO ESTÁN
LEJOS o cuando hace días o semanas que no
se ven.
2. CUANDO VEN A
LA PAREJA HACIENDO
LO QUE LE APASIONA, o cuando la ven en
medio de una fiesta conversando con otras personas. Cuando la ven radiante en
el sentido de autosuficiente. Cuando sienten que no los necesita, le desean
más.
Por eso cuando
estamos en una relación con alguien que nos necesita más de lo que nos ama,
sentimos menos deseo. El cuidado y la preocupación que sentimos
como parte del amor, llega a contraponerse con el deseo. LA DESESPERACIÓN CON QUE
ALGUIEN NECESITA QUE LO CUIDEMOS O LA PROTEJAMOS, ES UN ANTIAFRODISIACO PODEROSO.
3. CUANDO SE RÍEN JUNTOS, CUANDO HACEN COSAS
NOVEDOSAS, cuando sorprenden al otro que
creía conocerles perfectamente.
LA SORPRESA ES MUCHO MÁS QUE LENCERÍA, JUGUETES O NUEVOS TRUCOS y surge sobre todo de la observación curiosa del otro, a quien
nunca terminamos de conocer del todo.
El sexo no es
algo que hacemos sino un lugar a donde entramos. Un estado emocional y físico
que es diferente de lo que sentimos a lo largo del día. Un lugar que se caracteriza sobre todo por la
imaginación, por ser seguro para la expresión de muchas necesidades incluidas
las infantiles, un lugar en el que se abandona el papel de persona correcta y
responsable y en el que se puede jugar, ser curioso, vulnerable, imaginativo,
transgresor. Menos responsable y políticamente correcto que en el rol de
marido, de madre o de director de empresa.
CENTRAR EL
DESEO EN LO QUE EL OTRO NOS PROVOCA, es una
equivocación que surge de una autonomía pobre y de una tendencia a no hacerse
responsable del propio destino. Le
transfiero la responsabilidad a mi pareja cuando digo que ciertas cosas me
prenden o me apagan sexualmente. La realidad es que quien se prende o se
apaga soy yo. Quien se siente viejo, pasado de peso, poco deseable,
aburrido, muerto en vida, sin derecho al placer, devaluado en el autoestima,
soy yo. O quien se siente vivo,
alegre, deseable y capaz de PRENDERSE ERÓTICAMENTE, SOY YO.
Solo aquellas
parejas que estén bien diferenciadas, que sean capaces de darse el aire y el
espacio necesarios para desearse, podrán conservarse deseosos. Solo
en libertad, somos capaces de explorar, de inventar y de imaginar. Si
dependemos completamente de la mirada del otro o nos sentimos responsables de
lo que sienta, estaremos demasiado preocupados como para disfrutar de la
sexualidad.
Esas relaciones
en las que el reclamo frecuente es por qué te quieres ir si aquí lo tienes
todo, se agotan en sí mismas y destruyen el deseo. El miedo a que la pareja se
aventure por el mundo es tan grande, que es preferible la cercanía excesiva
para mitigar el temor a perderle. Y AL
HABLAR DE AVENTURA, no hablo solo de otras parejas sexuales, sino de otras
pasiones, intereses, gustos, deseos, que dan a las personas la posibilidad de
expresar su individualidad, sus gustos y su personalidad.
Ve, el mundo es maravilloso y te vas a divertir es
una transgresión del modelo de pareja estable y duradera, aunque quizá el único
camino para mantener vivo el deseo. La
extraconyugalidad no necesariamente es sexual. Tener un mejor amigo o amiga por
ejemplo, un club de lectura, un taller de creación literaria, una noche de
dominó, un viaje en soledad, son algunos
ejemplos de ello.
LAS PAREJAS
ESTABLES QUE HAN LOGRADO ENTENDER LAS SUTILEZAS DEL DESEO, han aceptado que la pasión no es una emoción estable, sino que pasa
por ciclos, por subidas y bajadas.
También han entendido que si esperan a sentir aquello que sintieron en los
primeros tiempos de la relación o que si se atrapan en la idea de volverse a
enamorar o volverse a desear como producto de un rayo milagroso, se quedarán
esperando para siempre.
En las relaciones duraderas, la espontaneidad
disminuye y aumenta la necesidad de sexo premeditado, voluntario, intencional. DE ESE SEXO QUE UNO DECIDE QUE QUIERE DISFRUTAR Y SEGUIR CONSTRUYENDO,
CON TIEMPO, FOCO Y PRESENCIA.
Vale Villa es terapeuta
sistémica y narrativa. Consultorios en Pedregal de San Angel (5659 8209)
Coyoacán (5554 9465) y Lomas de Chapultepec (55205525). Síguela en twitter:
@valevillag Esribió Secretos de una terapeuta de parejas, publicado en Ed.
Planeta. Vale también es conferencista, mamá de 3 adolescentes y corredora
entusiasta. Su blog es un intento de hacer divulgación psicológica que respete
la inteligencia del lector.
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