NOS PROVOCA QUE EL
MUNDO PAREZCA MÁS PELIGROSO
Las responsables son un grupo de neuronas de la amígala, la
estructura del cerebro que procesa el miedo
Casi todos tememos a “cosas aparentemente neutras” a las que
hemos asociado a UN HECHO NEGATIVO. De hecho esa es la base también de LAS
SUPERSTICIONES y también está en la base de LA ANSIEDAD.
Y ES QUE NUESTRA VIDA SE BASA EN PREDICCIONES. Y nuestra especie a ha sobrevivido
gracias a ellas. Para nuestros antepasados, PREDECIR que un rugido está
asociado a un león en busca de comida, y que conviene ponerse a salvo, a
supuesto que hoy estemos aquí, en este superpoblado planeta llamado Tierra.
¿QUÉ TE ASUSTA MÁS?
¿EL SUSTO O EL MIEDO?
Aunque puede parecer algo baladí, en realidad no lo es en
absoluto. De hecho cuando esas predicciones se establecen de forma inadecuada, por
ejemplo asociando un ascensor con un lugar peligroso donde uno puede quedarse
encerrado, APARECEN LAS FOBIAS, un tipo de TRASTORNOS DE ANSIEDAD.
EN LAS FOBIAS, lo que asusta es algo concreto: miedo a los espacios cerrados,
a la altura, a las arañas... Hay fobias para todos los "disgustos".
Sin embargo, en la ansiedad generalizada, el miedo campa a sus anchas, y
cualquier suceso neutro, puede convertirse en algo temible. ENTENDER
CÓMO Y POR QUÉ OCURRE ES IMPORTANTE. Una investigación del Instituto de
Ciencias del Cerebro RIKEN en Japón y la Universidad de Nueva York, que publica
Nature Neuroscience, revela dónde y cómo tales asociaciones
ambiguas se procesan en el cerebro de los roedores.
El trabajo está avalado por Joseph LeDoux, un neurocientífico
de la Universidad de Nueva. LeDoux es director del Centro para la Neurociencia
del Miedo y Ansiedad, una institución que trata de entender el miedo patológico
y la ansiedad en los seres humanos. La investigación de LeDoux SE
CENTRA PRINCIPALMENTE EN LAS BASES BIOLÓGICAS DE LA MEMORIA Y LA EMOCIÓN,
ESPECIALMENTE LOS MECANISMOS DE MIEDO. A finales de los 90 publicó “EL
CEREBRO EMOCIONAL”, un libro de divulgación con el que tuvo un gran
éxito.
Aunque se sabe cómo LAS EXPERIENCIAS se
vinculan en el cerebro con RESULTADOS DESAGRADABLES cuando las asociaciones son
claras (por ejemplo, si nos ponemos enfermos después de una comida, culpamos a
algún alimento en mal estado), sin embargo no está tan claro qué ocurre ante RELACIONES
AMBIGUAS, como por ejemplo recibir UNA MALA CONTESTACIÓN de una persona
independientemente de que esté de buen o mal humor.
Esto, traducido al lenguaje de los ratones, y en el contexto
de laboratorio, para los investigadores equivale a dar un pequeño calambre a
una rata tanto si lo anuncia previamente un sonido de advertencia, como si no
hay tal aviso. Así han querido averiguar qué partes del cerebro lidian con las
incertidumbres a las que no todos, nos vemos sometidos en la vida diaria.
Las ratas protagonistas de este estudio habían aprendido
previamente que un sonido con un tono concreto iba seguido de un choque
eléctrico. Y al oír la señal de peligro, se quedaban paralizadas (congeladas),
una respuesta de miedo de los roedores. Pero después los investigadores les
aplicaron descargas sin que sonara previamente el tono. Cuando las ratas se
dieron cuenta de que los calambres también podrían llegar sin previo aviso de
un tono, dejaron de mostrar su miedo de forma anticipada con la conducta de
congelación porque la relación de causalidad entre el sonido y el calambre no
estaba claro.
En el cerebro de los roedores, esta incertidumbre se reflejó
en una reducción de la fuerza de las conexiones neuronales entre el sistema
auditivo
(donde se procesan tonos) y la amígdala, una región del cerebro
crítica para el almacenamiento de recuerdos desagradables. Lo que
significa que las fuertes conexiones que se formaron inicialmente, cuando el
sonido si avisaba de la descarga eléctrica que se avecinaba, se deshicieron
cuando más tarde la relación entre el sonido y el calambre se convirtió
ambigua.
MEDIANTE OPTOGENÉTICA - una técnica para activar y desactivar las
neuronas mediante luz - los investigadores bloquearon la formación de los
recuerdos que asocian el sonido y el calambre. Incapacitados para
recordar los calambres, los animales deberían mostrarse libres de miedo. Sin
embargo, para sorpresa de los investigadores, los animales siempre demostraban
más miedo que antes. Esto indica que la amígdala no sólo
almacena los recuerdos desagradables, sino que también desempeña un papel
activo a la hora de decidir si un suceso ambiguo es peligroso o no.
Y cuando las neuronas piramidales de la amígdala, encargadas de archivar lo que
es peligroso, NO FUNCIONAN BIEN, TODO PARECE MÁS PELIGROSO, según este
estudio con roedores.
Los resultados también pueden tener implicaciones para la
comprensión de trastornos que se producen por una mala interpretación de
sucesos neutros, como LA ANSIEDAD, QUE LLEVA A PERCIBIR EL MUNDO
COMO MÁS PELIGROSO DE LO QUE EN REALIDAD ES.
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