“DICEN” QUE EL MUNDO LA ESTÁ SIGUIENDO Y LA
CIENCIA LA AVALA
En el universo de las dietas nos podemos encontrar con casi
todo tipo de recomendaciones, MUCHAS VECES INCLUSO ANTAGÓNICAS. Comer
o no comer ya no es la cuestión: QUÉ, DÓNDE, CÓMO Y CUÁNDO DEBEMOS HACER LA
INGESTA así como los alimentos que deberíamos consumir se han
posicionado como las grandes preguntas vitales para que nuestra existencia
pueda acercarse al objetivo global de SER SALUDABLE.
Por suerte, y a diferencia de otras modas o tendencias que no
tienen relación con posibles daños y perjuicios a nuestro organismo, numerosos
expertos en alimentación ofrecen sus enseñanzas para que lo hagamos bien y
consigamos verdaderamente perder peso. Y ojo con las críticas y los 'sí, claro'
porque deberíamos darles un voto de confianza: la mayoría de las dietas que
se publican tienen una base científicamente demostrada y su eficacia está
médicamente probada.
CELEBRITIES DE MODA,
DIETAS DE MODA
Cada día se publican nuevos trucos para adelgazar, y cuando
vienen de la mano de cantantes, actrices y cualquiera que haya pisado al menos
dos alfombras rojas, nos los creemos. Vamos, que si la ex modelo de pasarela de
Victoria's Secret Rosie Huntington-Whiteley dice que “estar hidratada es importante
porque es bueno para mantener una piel sana y, además, reduce la sensación de
hambre" y no se corta en sentenciar que "EL AGUA ES LA DROGA DE
DIOS”, todos a una nos lanzamos a la fuente desesperados.
Claramente no es el único ejemplo. Regímenes como el de la
piruleta que se basa en sustituir las comidas por estos dulces, aunque en una
variante específicamente creada para el plan –qué curioso que casi nunca
podemos encontrar en cualquier 'súper' los productos dietéticos que
recomiendan, ¿verdad?–, fue fielmente seguido por 'celebrities' como Madonna,
Britney Spears o Paris Hilton, y, en consecuencia, por riadas de fans de las
artistas y otras tantas personas que pasaban por allí y decidieron probar.
Hace apenas unos días decenas de medios de comunicación nos
hicimos eco de la dieta de la top model internacional Elle Macpherson. A ella
se le ve tan fantástica que no cabe duda de que su método tiene que funcionar,
pero Ellie Krieger no lo tiene tan claro: “Hay algo de ciencia seria detrás de
dietas como la alcalina y podrían funcionar, pero (sorpresa, sorpresa), también
hay una gran cantidad de información errónea y confusa por ahí”,
advierte en 'The Washington Post'.
La base de las dietas alcalinas se centra en que los
alimentos que comemos afectan al equilibrio del pH de nuestro cuerpo. Como
regla general, establecen que las frutas y verduras promueven la alcalinidad,
mientras que las carnes, productos lácteos y cereales tienen un efecto ácido. “No
es el contenido de ácido de la comida en sí lo que importa; ES LA FORMA EN QUE
LOS ALIMENTOS REPERCUTEN EN NUESTRO PH UNA VEZ QUE SE METABOLIZAN”,
asegura Krieger, quien recuerda que frutas como las naranjas o los tomates son
alimentos ácidos y tienen un impacto alcalino en nuestro organismo.
ESTRICTAS E
INQUEBRANTABLES REGLAS
“VAMOS A DEJAR UNA COSA CLARA”, apunta la autora: “El
pH de nuestra sangre no varía demasiado. Nuestros riñones y pulmones trabajan
duro para mantenerlo regulado ya que incluso una pequeña variación en el pH de
la sangre puede poner en peligro nuestra vida”. Aunque el
equilibrio ácido de nuestra sangre es constante, el pH dentro de las células
tiene un alcance algo más amplio, desde ligeramente ácido a ligeramente
alcalino. La clave se encuentra en consumir un gran número de alimentos
alcalinos y un bajo número de comidas ácidas en una proporción 80-20.
Al hacerlo, evitaremos que nuestro organismo tenga que utilizar minerales como
el calcio o el magnesio de nuestros propios huesos.
No solo eso. Según un estudio publicado en 2012 en la revista
'Journal of Environmental and Public Health', las dietas alcalinas conducen a
mayores niveles de magnesio en las células, un mineral que es fundamental para
el funcionamiento de múltiples sistemas enzimáticos así como para la activación
de la vitamina D. El estudio también señala los beneficios documentados de la dieta
alcalina, incluyendo la preservación de la masa muscular con el envejecimiento.
Según los teóricos de dicha dieta, la mayor parte de dolencias y
problemas crónicos provienen de un exceso de acidez en nuestro organismo.
Se le responsabiliza de ser uno de los causantes de las migrañas, el letargo o
la obesidad. Pero, ¿son realmente tan notables los beneficios de este tipo de
alimentación?
Además, son muchos quienes defienden que este tipo de
regímenes nos ayudan a mejorar nuestros hábitos alimenticios y mantenerlos en
el tiempo. La propia Macpherson aseguraba que, aunque al principio le resultó
difícil acabar con determinados alimentos, hoy es incapaz de salir de casa por
la mañana sin su bebida verde –otra curiosidad: justo la que ha patentado para
su propia marca de productos dietéticos–: “MI CUERPO REALMENTE LO ANHELA”.
¿INNOVACIÓN O MUCHA
DIFUSIÓN?
Aunque la ciencia avala la influencia directa de nuestra
alimentación en el pH, muchos de los beneficios que los defensores de la dieta
alcalina aseguran que aporta –desde huesos sanos a un menor riesgo de
desarrollar enfermedades crónicas o perder abundante peso– , pueden estar directamente
relacionados con el asesoramiento dietético tradicional basado en comer más
proteínas vegetales y menos carnes grasas y evitar los dulces, carbohidratos
refinados y las bebidas azucaradas. “La dieta alcalina puede sonar como algo
innovador, pero en realidad no dejan de ser consejos nutricionales bastante
básicos”, critica la experta.
En ese mismo sentido, en un artículo publicado en
'Quackwatch', página web dedicada a ofrecer otro punto de vista respecto a
cuestiones controvertidas, el médico Gabe Mirkin señalaba que “el
estómago es tan ácido que no hay nada que pueda cambiar su acidez. No importa
lo que comas, la comida de tu estómago siempre será ácida, y en tu intestino,
alcalina”. La comunidad científica aún no ha llegado a una
conclusión final sobre la falsedad o utilidad de dicha dieta. Existe un gran
número de defensores de la misma entre los nutricionistas, entre otras razones
porque promueve ciertas estrategias (comer verdura o disminuir el consumo de
grasas saturadas) que son consideradas como positivas en cualquier paradigma.
Si queremos erradicar determinadas costumbres poco sanas es
una buena idea, pero sin perder la perspectiva. “Muchos de estos planes
categorizan los alimentos como 'buenos' (los alcalinos) o 'malos' (los ácidos)
sin tener en cuenta el equilibrio nutricional general. Claramente, el pH de un
alimento no cuenta toda la historia”, resume Krieger.
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