CAMBIA TÚ POSTURA
Un curioso estudio científico concluye que las personas que
transmiten una imagen socialmente dominante, con las piernas y los brazos
extendidos, resultan más atractivas
EL AMOR EN ESTOS
TIEMPOS PUEDE DEPENDER DE UNA SOLA FOTOGRAFÍA y una decisión rápida. Al menos
para un comienzo. Entre aquellos que optan por buscar a su media naranja (o
simplemente quieren un flirteo) en las redes sociales y en aplicaciones tan
famosas como Tinder, la imagen resulta fundamental para despertar el interés
del otro. Posiblemente la fotografía que escoja para su perfil esté muy
cuidada y aparezca con su mejor sonrisa, pero quizás su postura le esté jugando
una mala pasada. ¿Será por eso que su foto no tiene tantos «me gusta»
como se merece?
Un estudio publicado en la revista Proceedings of the
National Academy of Sciences (PNAS) concluye que el éxito en LAS
CITAS PUEDE DEPENDER DE UN SIMPLE CAMBIO POSTURAL, ya que aumentar la distancia
que separa sus brazos y sus piernas puede ser UNA SEÑAL DE DOMINANCIA SOCIAL y FRANQUEZA,
lo que le hace automáticamente MÁS ATRACTIVO. Es decir, si quiere
parecer deseable, no se quede rígido como un palo y extienda sus extremidades.
¿Resulta un poco extraño? Quizás, pero los investigadores de
la Universidad de Princeton en Nueva Jersey (EE.UU.) lo comprobaron en dos
escenarios en los que la gente mantiene contactos hoy en día: las aplicaciones
de citas por internet y las citas rápidas. En ambas, LA PRIMERA IMPRESIÓN JUEGA UN PAPEL
FUNDAMENTAL, no hay contacto previo o un escaso conocimiento y se
decide sobre la conveniencia de iniciar una relación a tanta velocidad como
quien escoge una marca de detergente en el supermercado. El análisis de vídeo de 144
citas rápidas de estudiantes universitarios mostró que por cada aumento de un
punto en una escala de siete en la extensión de las extremidades, la
posibilidad de conseguir un sí por respuesta se incrementaba ¡un 76%!
Además, los autores estudiaron 3.000 perfiles en aplicaciones
de citas en San Francisco, California, y COMPROBARON CÓMO AQUELLOS CON LAS
EXTREMIDADES SEPARADAS CONSEGUÍAN UN 27% MÁS CONTACTOS que
los que aparecían con los brazos y las piernas pegados al cuerpo.
Los resultados son válidos tanto para hombres como para mujeres.
No se trata de hacer el spagat ni de abrir los brazos como si
le fuera la vida en ello, pero parece que UNA POSTURA MÁS RELAJADA FUNCIONA.
Quién sabe, SI QUIERE UNA CITA, SEPARE LAS PIERNAS... ¡EN EL BUEN SENTIDO!
¿PREFIERES UN JEFE
ANTIPÁTICO?
El autocontrol no sólo es difícil, está tristemente pasado de
moda
Definitivamente el jefe más difícil que he tenido era UN
HOMBRE INSPIRADOR y MORALMENTE RECTO. Yo lo respetaba y aprendí mucho de él. El problema
era que yo nunca podía prever cómo iba a responder a nada.
A veces pasaba por mi lado y decía algo sarcástico sobre un
artículo que yo había escrito. Otras veces llegaba lleno de alabanzas. Ocasionalmente
se sentaba al borde de mi escritorio y hablaba como si estimara mi opinión.
AL
DÍA SIGUIENTE VOLVÍA SU MAL HUMOR Y NO ME HACÍA EL MENOR CASO.
NADA MÁS QUE VERLE VENIR CAMINANDO POR EL PASILLO ME LLENABA
DE ANSIEDAD. Cuando
era amable ponía la misma cara que cuando era horrendo y por eso comencé a
cuestionar si sus alabanzas no eran irónicas. ERA MUY DESCONCERTANTE.
Pensé en él el otro día cuando leí una investigación de la
Universidad de Michigan que sugería que preferiríamos por mucho tener un jefe
que siempre era horrible a uno que sólo era horrible a veces. Cuando se trata
de nuestros jefes, parece que podemos lidiar con más o menos cualquier
cosa, salvo lo imprevisible.
Los investigadores condujeron una serie de experimentos en
los que dividieron a estudiantes en tres grupos y les dieron a todos una tarea.
El primer grupo recibió elogios constantes, el segundo abuso constante y el
tercero una mezcla de los dos. El primer grupo no sufrió ningún estrés, el
segundo sintió estrés levemente, mientras que el tercero — el grupo que no
sabía si iban a recibir dulces o palos — fue EL QUE SINTIÓ MÁS ESTRÉS Y FUE
MENOS FELIZ.
El experimento, publicado en la American Academy of Management,
me recordó un estudio donde les daban descargas eléctricas a ratas. El primer
grupo oía un timbre que anunciaba la descarga; el segundo recibía descargas sin
aviso. Al primer grupo le fue más o menos bien. El segundo empezó a sufrir de
úlceras estomacales. Los trabajadores y las ratas tienen mucho en común.
Sin embargo, LA IDEA QUE LA CONSISTENCIA ES IMPORTANTE
no aparece en los libros sobre el liderazgo. La previsibilidad se considera aburrida
y falta de glamour, en un mundo que venera la creatividad y el trastorno.
Hace un par de semanas el Harvard Business Review
publicó un blog sobre las características más importantes de los mejores
líderes según reportaron 195 líderes globales. Éstas resultaron ser una lista
más o menos tonta de “COMPETENCIAS”, incluyendo “ÉTICA
FUERTE”, “PROMUEVE EL CRECIMIENTO”, “TIENE LA FLEXIBILIDAD PARA CAMBIAR DE
OPINIÓN” y “ESTÁ COMPROMETIDO CON LA CAPACITACIÓN CONTINUA”. Y cosas por
el estilo. La previsibilidad no aparecía en la lista por ninguna parte.
La única empresa que puedo encontrar que estima esto es
Google. Porque se deleita en recolectar datos y mide a los líderes
constantemente, ha encontrado que la consistencia es una de las cualidades más
importantes que hay. Cuando el jefe no es consistente, las personas no pueden
hacer su mejor trabajo.
La previsibilidad importa en el trabajo no sólo en relación
con los jefes, sino con casi todo. La gente declara que le encanta el trabajo
donde cada día es diferente, pero hay poca evidencia que apoye tal cosa. En
vez, los estudios en EU han mostrado que los trabajadores con horas
imprevisibles sufren más estrés y son menos felices que los que siguen un
horario regular.
LA PREVISIBILIDAD ES LA CLASE AVANZADA: la inconsistencia
parece ser la condición humana básica.
Acabo de leer un artículo en Psychology Today que propone
que evolucionamos de esa manera porque PREVENÍA que los demás
cazadores-recolectores tomaran ventaja de nosotros en la selva.
Quizás sea por eso, aunque sospecho que SOMOS IMPREVISIBLES en
el trabajo porque gestionar no es natural y somos débiles y caprichosos.
Y el autocontrol no sólo es difícil, está tristemente pasado de moda.
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