¿DE DÓNDE VIENE LA ADICCIÓN AL CHOCOLATE?
SEMILLAS DE TENTACIÓN
Científicos han
descubierto que EL DESEO DE COMER
CHOCOLATE proviene de un placer sensorial total y que esto se relaciona con
una sustancia química de efectos relajantes, llamada ANANDAMIDA.
Para la mayoría
de nosotros el chocolate es un placer que genera culpa.
Nos dan ganas de comerlo porque sabe muy bien y porque es dulce, a pesar de que
estamos conscientes de que, en su lugar, DEBERÍAMOS
ESTAR COMIENDO FRUTAS.
Estudios
científicos revelan que, en promedio, los británicos comen alrededor de 11
kilos de chocolate por año, lo que convierte a Reino Unido en el
tercer mayor consumidor de chocolate del mundo. Sólo los suizos y los alemanes
consumen más chocolate.
Sin embargo, un
reciente estudio sugiere que los deseos por el chocolate no son un fenómeno
moderno. De hecho, la adicción al
chocolate podría datar de más allá del siglo XVIII.
Hace unos 2.000
años LOS MAYAS ya tomaban una bebida que preparaban con agua y granos de cacao,
ingredientes básicos del chocolate, que asaban y molían.
En el siglo XIV LOS AZTECAS hacían bebidas de chocolate con distintos sabores y usaban los
granos de cacao para tratar una serie de dolencias comunes.
Sin embargo, en
el siglo XVIII un joven médico de México llamado José Bartolache comenzó a
considerar al chocolate como algo dañino. Culpaba el excesivo consumo de
chocolate por la histeria que sufrían algunas mujeres y monjas en distintas
ciudades mexicanas.
REZANDO Y COMIENDO CHOCOLATE
Según una
ponencia presentada el pasado fin de semana en el Congreso Internacional sobre
Historia de la Ciencia,
la Tecnología
y la Medicina
en la Universidad
de Manchester, el cacao era muy popular en el México del siglo XVIII y podía
ser servido caliente o frío con fines medicinales y de placer.
Las monjas
mexicanas de esa época eran particularmente privilegiadas, explica el doctor
Mauricio Sánchez Menchero. Ellas 'podían comer tanto chocolate como
quisieran sin importar cuánto costara'.
Incluso un fuerte
incremento en los precios del chocolate no afectaba sus niveles de consumo,
añade el investigador.
Por eso, cuando
se emitieron nuevas leyes que les impidieron a las monjas a seguir teniendo
sirvientes personales y debieron comenzar a preparar sus propias comidas y
bebidas, el consumo del cacao disminuyó drásticamente y hubo una gran cantidad
de ataques de histeria.
Por eso el
doctor Bartolache estaba convencido de que el cacao jugaba un papel fundamental
en determinados problemas de salud. Sin embargo, Bartolache también pensaba que
otros factores podían ser el uso ropa ajustada e irse a dormir tarde.
LOS PLACERES DE LA ANANDAMIDA
El chocolate
amargo que las monjas mexicanas comían en ese entonces no tiene nada que ver
con el dulce y saborizado chocolate con leche que disfrutamos hoy en día.
Sin embargo, es
entendible la reacción que tuvieron al saber que no podían consumirlo más.
Muchas personas
afirman sentir antojo por el
chocolate y disfrutar de la sensación que induce su consumo.
La clave de esta
sensación podría ser una sustancia química llamada ANANDAMIDA, que es similar a los compuestos
liberados cuando se consume cannabis(marihuana).
Cuando comemos
chocolate, la
ANANDAMIDA se
libera en pequeñas cantidades y crea una sensación relajante.
El profesor
Philip K. Wilson, coautor del libro 'Chocolate as Medicine - A Quest over the
Centuries', afirma que lo que verdaderamente HAY DETRÁS DE LAS CUALIDADES AFRODISÍACAS DEL CHOCOLATE TODAVÍA ESTÁ
POR DESCUBRIRSE.
'Es difícil
determinar qué sustancias químicas están contribuyendo a cuáles funciones
psicológicas. Hay más de 500 sustancias químicas en los
chocolates que consumimos, por lo que deben realizarse análisis que tardarán
toda una vida', advierte Wilson.
Su impresión es
que la textura 'CASI SEDUCTORA' DE CHOCOLATE es tan importante como sus
ingredientes.
PLACERES DEL SABOR Y DEL
AROMA
El doctor Barry
Smith, director del Centro para el Estudio de los Sentidos de la Universidad de
Birkbeck en Londres, concuerda con Wilson.
Smith comenta que
la combinación de la suavidad y la cremosidad del chocolate en la boca, la
dulzura de su sabor, impulsado por aromas como el de la vainilla, incluso antes
de que llegue a las papilas gustativas, hace que comer chocolate sea una
experiencia sumamente placentera.
Y ESTO CONTRASTA CON OTRAS
COMIDAS.
'El queso
puede oler muy mal pero puede saber muy bien. Un café recién preparado siempre
huele fantástico, pero no es el mismo sabor cuando se bebe. Y eso es
decepcionante'.
'PERO CON EL CHOCOLATE, EL PLACER DE LA ANTICIPACIÓN Y LA RECOMPENSA DE
COMERLO COINCIDEN. EL AROMA Y EL SABOR ES EL MISMO'.
'Y eso es
importante porque HAY DOS CLASES DE
PLACERES QUE SE SATISFACEN', añade Smith.
EXPERIMENTO CON CHOCOLATE
Smith recomienda
hacer un experimento: tomarse el
tiempo para saborear un trozo de chocolate. Y, después, comparar la experiencia
comiéndolo rápidamente.
'Cuando lo
empiece a comer, de le vuelta en la
boca para que se derrita y acaricie la lengua'.
'Los receptores
que tenemos en la lengua responden a ESTA
CARICIA Y PROVOCAN UNA SENSACIÓN DIFERENTE A LO QUE PASA SIMPLEMENTE CUANDO HAY
UN CONTACTO RÁPIDO'.
'Por eso nos
gusta un vino aterciopelado o la crema doble. Es la sensación producida en la
lengua'.
Tanto los
hombres como las mujeres pueden experimentar el placer del chocolate, pero el
sentido superior del olfato de las mujeres implica que ellas pueden ser más
propensas a disfrutar de esta sensación.
Y sin embargo,
no todos los países y las culturas tienen antojo por el chocolate.
EL DESEO DE LO PROHIBIDO
Hay una teoría
que afirma que como el chocolate es percibido como un 'mal alimento',
debido a su contenido de azúcar y
grasa, y tratamos de evitar su consumo, esto nos lleva a desearlo, porque es
algo que está prohibido.
Sin embargo, en
los últimos años su imagen en la prensa ha mejorado hasta el punto de que ahora
se sabe que tiene algunos beneficios para la salud.
EL TIPO DE POLIFENOLES presentes
en los granos de cacao, conocidos como FLAVONOIDES,
SON ANTIOXIDANTES y hay alguna evidencia de que su acción puede ayudar a
proteger el corazón. Pero sólo como
parte de una dieta sana y equilibrada.
En cuanto a si
el chocolate realmente puede mejorar nuestro estado de ánimo, hay pruebas
limitadas sobre ello, según los neurocientíficos.
Sin embargo,
millones de mujeres (y monjas) no pueden estar equivocadas, ¿no?
No hay comentarios:
Publicar un comentario